Prueba Opel Meriva 1.6 CDTi 136 CV, diseƱo exterior e interior

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Monovolumen y compacto, dos palabras que sobre el papel casarían menos que el agua y el aceite. Si te coge despistado, es como escuchar en una descripción dos adjetivos opuestos, que alguien es alto y a la vez bajo. Pero no, el segmento de los Ford B-Max, Renault Modus u Opel Meriva, llevan varios años demostrando que son dos conceptos que pueden meterse en el mismo tarro.

Precisamente, del último nombrado, el que tiene su centro de operaciones en Rüsselsheim, gira toda esta historia. Presentada su segunda generación hace algunos años, ahora sufre una tímida actualización que tiene por objetivo seguir luchando sin bajar los puños. Una de las claves de este nuevo asalto, la incorporación a la gama mecÔnica del motor 1.6 CDTi de 136 CV. Esta semana probamos el Opel Meriva, lo pequeño puede resultar ser muy grande.

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Misma filosofĆ­a con ligeros retoques

Pero antes de conocer este interesante corazón para un cuerpo de 4.288 mm. de largo, 1.615 mm. de alto, y 1.812 mm. de ancho; un envoltura de justas medidas, hagamos un repaso a lo que capta nuestra retina, intentando averiguar si el alemÔn solo ofrece versatilidad o si también se suelta la melena en algún rincón de su figura. Y, por supuesto, queremos conocer también en qué mejora esta nueva edición.

Si dicen que lo malo es lo que mƔs se pega, es porque lo bueno, tambiƩn se pegarƔ. Y por ello, el nuevo Opel Meriva toma como referencia a uno de los niƱos mimados de la compaƱƭa, la berlina que les estƔ trayendo tantas alegrƭas, el Insignia, acercƔndose para inspirarse en su moderna imagen aunque solo sea en pequeƱos detalles.

Los ópticos del monovolumen, en forma de pico de Ôguila, uno de los trazos que mÔs les gusta a los diseñadores actualmente, reciben tecnología LED. Esta parte frontal, se luce ahora a base de cromados con permiso de la parrilla que continúa presidiendo el conjunto. El mismo material brillante adorna el lateral, insertÔndose en la línea de cintura que encuentra en el camino el conocido descenso brusco. Un alto que agradece la superficie acristalada, y, que luego retoma con su ascenso.

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La zaga, en mi opinión, se convierte en la sal y el picante que necesita esta cubierta y la de todo monovolumen. Si me apuras, te diré que su hermano mayor, el Zafira, encuentra en el frontal ese aliño necesario, justamente al contrario que éste. La línea vista destaca por ser desenfadada, despreocupada. El negro brillante se cuela en este fondo gris metalizado regalÔndole una cucharada de deportividad gracias también a la acertada salida de escape. El resto respeta la línea de la parte delantera descubriendo unos pilotos puntiagudos.

Continuidad acertada

Ferviente seguidor de las estĆ©ticas deportivas, no podrĆ­a mentirte diciendo que adoro el diseƱo monovolumen –ni si quiere me gustan los ā€œShooting Brakeā€-. Pero he de reconocer que Opel hizo un gran trabajo con la figuraĀ del Meriva. Hoy por hoy, la competencia es feroz y la imagen cobra especial importancia en la batalla. En este campo, el alemĆ”n tiene mucho que ganar.

Sin mĆ”s, abrimos la puerta de este familiar compacto para acceder a su interior. Esta tarea se realiza ā€œcomo toda la vidaā€ si nuestro destino son las plazas delanteras. En cambio, si visitamos las trasera, nos toparemos con el famoso sistema de aperturas ā€œtipo suicidaā€, a lo Seat 600 o Rolls-Royce, que facilita el trabajo tanto de acceso propio, como a la hora de tener que adecuar en el asiento a niƱos de corta edad.

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La disposición del habitÔculo sigue siendo la misma. Su fin, la versatilidad. Un objetivo que cumple pese a que aún no han jubilado la popular consola central, inspirada en un Boeing 747, con sus famosos millones de botones que otros, como el Insignia, han eliminado.

La referencia en versatilidad

De lo que no puedo quejarme es del espacio, de la comodidad que ofrecen las butacas, y del nuevo sistema Intellilink. Su renovación deja un manejo mÔs intuitivo y una mejor conectividad. Una de las novedades principales de este lavado de cara que entre otras posibilidades, permite controlar con la voz numerosas funciones o ver fotografías en su pantalla de siete pulgadas.

Por lo demĆ”s, el Opel Meriva sigue manteniendo aquellas cualidades que lo hicieron famoso. El sistema de apertura de puertas ā€œFlex Doorā€ que antes hemos mencionado; el ā€œFlex Espaceā€, con el que podemos adaptar los asientos o la carga en función de nuestras necesidades; o el ā€œFlex Fixā€, gracias al cual cargaremos hasta dos bicicletas sin necesidad de montar ningĆŗn soporte. AdemĆ”s, el baĆŗl cubica unos generosos 400 litros que se convierten en 1.500 si abatimos los asientos. Todo un arsenal de artilugios con un objetivo definido, llegar al mĆ”ximo confort.

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La primera parte de esta prueba no nos saca de demasiadas dudas. El familiar compacto sufre una fina capa de maquillaje, justo para mantenerse algunos años mÔs en la lucha. La versatilidad sigue siendo su valor mÔs destacado y esta cualidad la cuida respetando todo en lo que destaca y mejorando en aquello que cojeaba. Pero, una de las novedades principales se esconde bajo su capó. El estreno del motor 1.6 CDTi de 136 CV  en la gama Meriva necesita una minuciosa prueba. SerÔ mañana, cuando pondremos en marcha esta mecÔnica. ”AcompÔñanos!


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     Eduardo Lausin dijo

    Esots pequeños monovolúmenes estÔn casi condenados por la llegada de los SUV. La verdad es que con un tamaño muy contenido ofrecen buena habitalbilidad. Las puertas suicidas de este Meriva, sin embargo, nunca me han convencido. No por la puerta en si, sino porque creo que no se le saca tanto provecho habiendo mantenido el pilar central. En este sentido el B-Max tine una pequeña ventaja.