En la presentación de la gama Opel 2013 el nuevo Opel Mokka fue el primer modelo que pudimos probar. Es el primer SUV del segmento B de la marca alemana y la verdad es que entra pisando fuerte, con un diseño que gusta, una oferta mecánica variada y un buen nivel de acabado. El modelo que pudimos probar equipaba el motor diésel más potente de la gama, el 1.7 CDTI en su versión de 130CV. El cambio era manual de seis velocidades y equipado con tracción 4WD.
Dado el tamaño y peso del Opel Mokka, los 130CV de este propulsor diésel son más que suficientes. Empuja con fuerza a partir de las 1.800 vueltas (por debajo es bastante perezoso) y ganamos velocidad rápidamente si un aumento significativo del ruido del motor, que en caliente es bastante silencioso desde el interior, si bien desde fuera es fácil adivinar con que combustible funciona. En frío si que es algo más ruidoso, pero eso es común en todos los coches del mercado.
La ruta que la organización nos preparó para el Opel Mokka discurría por una estrecha carretera de montaña que nos conducía a una pista de tierra bastante embarrada por las últimas nieves. El primer tramo de carretera contaba con fuertes pendientes en las que era imprescindible girar con el motor en la zona de las 2.000 vueltas, por lo que el cambio reclamaba nuestra atención. La pista embarrada no era de gran dificultad, pero ya era más de lo que el 90% de los SUV y crossover que actualmente ruedan van a pisar. El Opel Mokka no presentó ninguna perdida de motricidad apreciable, la única limitación era su altura libre al suelo, que hizo que en una ocasión rozase los bajos. De echo, la mayoría de los Mokka de la presentación acabaron la jornada con el lip frontal perjudicado. No quiero imaginar que panzazo se dieron los demás, porque el mio volvió igual que nuevo. Los ángulos de ataque salida y ventral tampoco son excelentes, pero es algo poco importante en este tipo de coches.
El Opel Mokka contaba con control de descenso en pendientes, pero tras haber probado hace poco el X-MODE del nuevo Subaru Forester, es un punto a mejorar para los alemanes. La suspensión sí que se nota algo durilla. Ya en carretera abierta el Opel Mokka presenta un comportamiento realmente bueno, con una pisada firme y unos balanceos de carrocería muy contenidos. Para sacar conclusiones más certeras tendriamos que convivir con el unos días.
Dejando de lado el comportamiento, en lo que no hay nada que reprochar a este SUV, hay que alabar la calidad interior. Está muy por encima de la de algunos rivales, sobre todo si estos vienen de Asia. Además, el tapizado de la unidad de pruebas (acabado Excellence, el más alto de gama) da una sensación de calidad aún mayor combinando cuero marrón clarito y oscuro y plásticos acorde con los asientos. Los ajustes son buenos, y los materiales están a la altura de la circunstancias. Sólo hay un problema relativo al habitáculo, y no es otro que la cantidad de botones del salpicadero, que confunde y requiere habituarse.