Prueba Renault Mégane TCe 130 CV, diseño exterior e interior

Del mismo modo que se cierra un año, cada coche cierra su etapa comercial. El Renault Mégane de tercera generación lleva con nosotros ya una buena suma de años, habiendo recibido a lo largo de su vida varias actualizaciones. Esta semana ponemos a prueba el Renault Mégane 2014, el último restyling antes de la nueva generación.

Se trata de todo un icono de nuestras carreteras, pero también uno de los integrantes casi fijos en los primeros puestos de ventas en España. Lo hace en el competido segmento de los compactos, y a pesar de su edad todavía se defiende bien ante nuevas propuestas. Es hora de conocer qué nos sigue ofreciendo el Mégane para que su fórmula se mantenga atractiva.

Poniendo buena cara

Lo más llamativo del nuevo Renault Mégane 2014 es su cara, y es que si antes te parecía un extraño, ahora será el hermano casi gemelo de los últimos lanzamientos de la gama. Esta cirugía facial se resuelve para mantener fresco un modelo que lleva entre nosotros una buena suma de años, a la espera de una nueva generación para 2015 o 2016.

Recibe entonces unos nuevos faros más redondeados que acogen una parrilla fina con el rombo de Renault de grandes dimensiones, como bien llevan y llevarán los próximos lanzamientos. Del mismo modo se modifica el paragolpes, algo más trabajado en diseño y más armonioso con detalles en negro brillante que contrastan con el color de la carrocería.

Y los cambios terminan aquí. El diseño básico es el mismo, manteniendo las mismas ópticas traseras, aunque se actualiza el catálogo de llantas con nuevas combinaciones de color más atractivas, como las nuestras en todos oscuros y brillantes. Personalmente me parece un conjunto muy bien proporcionado y, aunque el nuevo frontal ha sido criticado, lo percibo como un acierto que mantiene vivo y, sobre todo, vigente el diseño del Mégane.

Pocos cambios en el interior

El interior del nuevo Renault Mégane 2014 es básicamente el mismo que en versiones anteriores. Se modifican algunas tapicerías y el acabado de algunas molduras, y ahí terminan las novedades. El diseño sigue siendo el mismo, con una disposición de mandos muy ordenada y sin florituras ni adornos superficiales más allá de los necesarios.

En la parte superior se erige la pantalla táctil del sistema multimedia R-Link, donde se aglutina la información de la radio o el navegador, además de las aplicaciones a las que tendremos acceso a través de Internet. Su funcionamiento táctil no es malo, el problema es que queda muy alejada del conductor. Afortunadamente hay un control por joystick y botones en la consola central que soluciona el problema.

Frente a nosotros, un cuadro de mandos digital y analógico al mismo tiempo. Mientras que la velocidad se muestra bien grande en números digitales dentro de la esfera central, el cuentarrevoluciones se deja a una clásica aguja. Todo es fácil de leer y fácil de comprender gracias, sobre todo, a unos dígitos de gran tamaño. A la derecha queda una pequeña pantalla digital para arrojar la información del ordenador de a bordo.

Las calidades del Renault Mégane 2014 están en la media del segmento, sin sobresalir pero tampoco sin quedar atrás a pesar de su veteranía. Toda la parte superior se forma de un material mullido y agradable al tacto, mientras que las zonas más bajas se rinden a un plástico duro. Nuestro acabado Bose cuenta con zonas en cuero sintético que mejoran la sensación de calidad. Entre las manos caerá un volante agradable por tacto que sorprenderá por la casi nula aparición de botones, centralizando todos los mandos del sistema multimedia en un satélite tras el mismo.

Carácter familiar

A pesar de que la gama de carrocerías disponibles para el Mégane es de lo más nutrida, el Mégane berlina no oculta su carácter familiar y rutero. Es por ello que la habitabilidad interior no sucumbe al diseño, y nos encontramos con un habitáculo, además de cómodo, relativamente espacioso. Las plazas delanteras llevan a dos pasajeros cómodamente con un asiento para el conductor con mucho rango en sus reglajes.

Atrás el espacio es más que suficiente para dos personas, puesto que una tercera, en el asiento central, sufrirá de algunas estrecheces, como suele ocurrir. Si bien, el pequeño asiento central no destacará negativamente tanto por estrecho o duro, sino más bien por un túnel central ancho que impondrá su forma a la postura de nuestras piernas. Las piernas, en todo caso, irán desahogadas en longitud y la cabeza en altura.

Si de huecos portaobjetos hablamos, el Renault Mégane 2014 podría hacerlo algo mejor, pero lo cierto es que cumple bastante bien. Delante hay un hueco bajo el salpicadero donde dejar nuestros bártulos más pequeños, el problema es que se trata de un sujeta vasos, por lo que el móvil no quedará del todo bien anclado. En contrapartida, la guantera es de gran tamaño y cuenta también con un hueco en el reposabrazos con tapa. Pena que el mismo no cuente con regulación. Bajo los pies de los pasajeros delanteros hay unos huecos con tapa que permitirán guardar algunos objetos que no queramos que sean fáciles de descubrir.

Y llegamos a un maletero que, de nuevo, se sitúa en la media. Cubica 372 litros, una cifra que además resulta bastante aprovechable por unas formas cúbicas. La boca de carga sí está algo alta y entre ésta y el piso del maletero hay un pequeño desnivel. Abatiendo los asientos traseros conseguiremos hasta 1.163 litros.

El problema radica en cómo se abaten los asientos, pues los respaldos, lejos de quedar planos, dejan un importante escalón con el piso del maletero, algo que dificultará la carga de objetos largos.

Ponemos fin por hoy a nuestra prueba del Renault Mégane 2014, un compacto ya veterano en el segmento que acaba de recibir su actualización para mantenerse fresco. Mañana probaremos el motor 1.2 TCe gasolina turbo de 130 caballos para conocer si efectivamente la nueva hornada de motores gasolina es una alternativa real a las mecánicas diésel.