Prueba Subaru Outback 2.0 diésel Lineartronic CVT, motor, conducción y consumos (con vídeo)

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Según el coche que estemos probando la parte del análisis exterior e interior puede resultar la más interesante, aunque no es así con el Subaru Outback diésel Lineartronic que probamos esta semana. Se trata del primer modelo diésel con cambio automático de Subaru, y a eso hay que prestarle atención. Además, el Outback es un coche que resulta atractivo por sus motores de arquitectura bóxer, la tracción total permanente y una altura libre de 20cm que nos permitirá salir del asfalto. Resulta evidente que el de hoy es el plato fuerte de la semana.

Probablemente de entre todos sus rivales, el Outback sea el último que estrena la configuración diésel+automático, pero sobre el papel es también uno de los que más efectivos pueden resultar en el campo debido a su altura libre y a sus neumáticos con gran perfil. Hay competencia que se limita a la estética, con versiones con llantas de 19″, suspensiones sin modificar e incluso tracción delantera. Pero mal de muchos, consuelo de tontos, comprobemos que tal rinde el Subaru Outback diésel automático en las distintas situaciones a las que un potencial cliente lo sometería.

Conjunto motor transmisión

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La única mecánica de gasoil que ofrece el Subaru Outback en su gama es un bloque 2.0 litros diésel con arquitectura bóxer. Es un motor desarrollado por Subaru y no existe otro con este ciclo y disposición de cilindros. Entrega 150CV a 3.600 revoluciones y 350Nm de par entre las 1.600 y 2.600 vueltas. Existe además un motor 2.5 gasolina de cuatro cilindros y 173CV, también con versión adaptada a GLP.

La caja de cambios de esta unidad es automática de variador, una CVT, que en el caso de Subaru se denomina comercialmente como Lineartronic. Dos poleas conectadas por una cadena metálica son las encargadas de brindar la posibilidad de tener marchas infinitas entre una relación máxima y otra mínima predeterminadas. Además ofrece manejo secuencial mediante levas con siete relaciones prefijadas. La caja de cambios no es la misma que la de los gasolina. Está reforzada para resistir el mayor par y como veremos, la gestión del cambio es mucho más satisfactoria.

La velocidad máxima de este Subaru Outback es de 195km/h y su 0-100 lo completa en 9,7 segundos. El consumo medio homologado es de 6,3 litros. No son cifras espectaculares, pero son muy correctas teniendo en cuenta que estamos ante un familiar sobreelevado de generosas dimensiones, con tracción total permanente y cambio automático. Pesa 1.624 kilos, casi 100 kilos más que su homólogo de gasolina.

Pero arranquemos el motor, en este caso mediante la pulsación de un botón al ser el acabado más alto de la gama, Executive Plus. Tras unos breves instantes, el motor cobra vida y es fácilmente distinguible su ciclo diésel. En frío es audible, y aunque en caliente la sonoridad disminuye, nunca desaparece. En ningún momento se transmiten vibraciones al habitáculo. Movemos la palanca de cambios a la posición D para iniciar la marcha y vemos que el accionamiento de esta es algo tosco, con las distintas posiciones muy marcadas.

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Al soltar el freno el coche avanzará suavemente, salvo que tengamos colocado el freno de estacionamiento eléctrico. Un toque de gas lo desactiva automáticamente (al parar hay que accionarlo manualmente) e iniciamos la marca sin problemas. Es una caja de cambios CVT y la verdad es que en recorridos urbanos funciona como tal, aunque no es apreciable, como tampoco lo son los cambios de marcha, puesto que técnicamente no los hay. El motor se revoluciona segun vamos acelerando y cuando liberamos presión del gas rápidamente bajan las revoluciones para aprovechar al máximo el combustible.

La principal novedad de esta caja de cambios es que a pesar de ser un variador, al acelerar a tope, el cambio no se queda en una posición fija del cuentavueltas mientras la velocidad sube. Utiliza las siete marchas prefijadas y es como si fuese un cambio automático tradicional, dejando de lado el peculiar (y a veces molesto) sonido estilo vespino, algo de lo que sí padecen los modelos de gasolina. Sinceramente, no parece que estemos conduciendo un cambio CVT. En estos momentos en los que la caja cambia de velocidades o nosotros lo hacemos mediante las levas el cambio es bastante rápido, aunque saliendo desde parado con todo sí le cuesta algo más reaccionar en un primer momento.

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El cambio dispone de la posición M, pero sólo tiene manejo secuencial en las levas, no en la palanca. Al situar el selector en M nosotros elegimos con las levas, aunque al acabar las marchas, por arriba o por abajo, el coche cambia. En modo D también se pueden accionar las levas, pero tras un rato de inactividad el coche toma el control y vuelve a D, salvo que estemos en retención y sin pisar el acelerador. Buen detalle.

Si hablamos de los consumos, el Subaru Outback bóxer diésel Lineartronic se mantiene unas cifras razonables dadas las características. En un uso combinado rondaremos los 7,5 litros, frente a los 9 si lo sometemos a una conducción que implique más ciudad, con paradas y arranques (no tiene Stop & Start). En autovía y conducción relajada podemos lograr consumos ligeramente superiores a los 6 litros.

La dinámica queda arriba

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El Subaru Outback deriva del Legacy SW, la carrocería familiar. El Legacy es una berlina de corte dinámico y afortunadamente, esa herencia queda patente en el Subaru Outback, a pesar de su mayor altura libre al suelo. Sorprende como las suspensiones contienen la carrocería en carreteras con curvas y anima a incrementar el ritmo. La dirección, que tiene un buen tacto y peso, es directa y ayuda. La tracción total permanente hace que el coche se inscriba muy bien en las curvas, de forma neutra, aunque si nos excedemos se muestra subvirador. Por desgracia los asientos no ofrecen una buena sujeción lateral, son cómodos, pero planos como una silla de cocina.

Se presta a ir rápido, sobre todo por el buen aislamiento del habitáculo, que a penas da sensación de velocidad. En estas situaciones de conducción un poco más rápida y con la caja de cambios en D, el comportamiento del cambio es correcto, tampoco hablamos de una máquina de trazar puertos de montaña. Es muy mejorable el tacto del freno, con mucho recorrido donde el coche ejerce poca fuerza de frenada, está excesivamente asistido, a pesar de esto detienen al coche de forma adecuada y tienen resistencia a la fatiga. Utiliza discos ventilados a las cuatro ruedas.

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En situaciones de conducción normales se muestra confortable, siendo silencioso y con un andar muy firme. La insonorización está realmente lograda y circulando a velocidades constantes la mecánica enmudece. Hay algo de ruido aerodinámico de los espejos y de rodadura de los neumáticos Yokohama Geolandar, que son uno de los puntos flacos del conjunto.

Penalizado por las cotas

Como es un Subaru y un crossover, hay que sacarlo al campo. Aquí nuevamente agradeceremos los 20 centímetros de altura libre, que nos permiten circular sin preocuparnos por golpear los bajos del vehículo. Es fuera del asfalto cuando menos gustan las suspensiones, tal vez algo duras y además con poco recorrido, por lo que es fácil quedar con una patita al aire. Eso no será problema siempre y cuando tengamos una buena adherencia en el resto de neumáticos e incluso podremos avanzar en una situación de cruce de ejes.

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Los neumáticos serán quienes nos lo pongan complicado en situaciones de firme deslizante, pues no tienen mucha capacidad de tracción a pesar de ser unos M+S. A base de insistir todo se consigue. Pero el principal problema que encontraremos al salir del asfalto es la condición de berlina del Outback. No deja de ser un turismo sobreelevado y como tal tiene voladizos y batalla propios de turismo, demasiado largos. Esto penaliza claramente los ángulos de ataque, salida y ventral (19, 20 y 158º respectivamente) y será lo que nos impida circular por muchas zonas, o al menos lo que nos obligue a ser más cuidadosos.

A pesar de esto no cabe de duda de que entre sus rivales (con características similares) es uno de los que mejor parado sale. Tampoco hay que olvidar que probablemente la gran mayoría de usuarios de Outback circularán por asfalto, y si salen al campo no irán a buscar las limitaciones de su vehículo.

Puedes encontrar más información sobre el Subaru Outback 2.0 diésel Lineartronic CVT en la parte de diseño exterior e interior y en el análisis de precio y equipamiento.


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