Lo de llevar una linterna en el coche para posibles imprevistos es algo que habremos oído muchas veces. Recientemente tuve la oportunidad de comprobar que es totalmente cierto.
Hace ya casi dos meses tuve un pequeño accidente en carretera. Circulando por la N-1 me encontré con un socavón bastante grande, provocado según los agentes por la lluvia y el paso de las quitanieves.
Como venía tráfico en sentido contrario y las condiciones del suelo no eran las mejores (estaba lloviendo y había nieve en los arcenes) no intenté esquivarlo. Lo cierto es que tampoco imaginé que el socavón fuera tan grande cuando decidí no esquivarlo, porque el resultado fue desastroso: el neumático delantero izquierdo reventó, astillándose parte de la llanta. Incluso el parachoques impactó en el suelo y se rompió el cubrecárter. Vamos, un señor agujero en mitad de la calzada.
Tuve suerte de que el coche siguió más o menos recto con la rueda reventada, sino seguramente hubiera sido peor.
El resultado fue que me quedé tirado en el arcén, a 2º C y en plena noche. Lo primero encender las emergencias, ponerme el chaleco y salir a buscar los triángulos. Evidentemente el maletero lleno (tampoco es muy difícil con 300 litros de maletero) con lo que tengo que sacar varios bultos hasta llegar a los triángulos.
Una vez colocados los triángulos llamé a la DGT, que envió una patrulla para hacer el atestado. Mientras tanto, una unidad de mantenimiento de carreteras colocó unos conos para señalizar el socavón (a buenas horas, pensé yo).
El seguro a todo riesgo pagó la mayor parte de los daños. De mi bolsillo sólo salió la franquicia. Curiosamente mi seguro (Zurich) no cubría los neumáticos, que también hubiera tenido que pagar yo si no fuera porque eran neumáticos prestados por una marca para análisis estadísticos de desgaste. Aunque sólo reventó uno tuve que cambiar los dos delanteros para asegurar que el reglaje de la dirección cuando lo repararan fuera correcto. Ahora me toca reclamar al organismo responsable del mantenimiento de la carretera, si quiero recuperar mi franquicia y mi bonificación. Ya contaré como termina todo esto.
¿A que viene el título del post? Pues porque casualmente dos días antes me habían regalado dos Spotlight para que los probara y expresara mi opinión del juguetito. No pudo ser más oportuno porque mi linterna de toda la vida se había quedado sin pilas de no usar. El Spotlight funciona con batería recargable y se enchufa al mechero del coche. Según el fabricante está construido de manera que puede dejarse enchufado constantemente en el mechero (sobre todo si no fumas), emitiendo una discreta luz roja de adorno. La idea es darle un toque de color al interior tanto por la luz como por el aparato en sí, ya que está fabricado en aluminio anodizado (en varios colores) y tiene un diseño agradable. Todo el mundo que sube al coche lo curiosea a ver qué es.
La luz que emite a través de cinco LED´s es muy potente para el tamaño global de aparato y me fue útil en cuando me quedé tirado en la carretera.
Concluyendo, me da igual si la gente compra un Spotlight o una linterna LED de cualquier tipo, pero recomiendo aprovechar las nuevas tecnologías y hacerse con una buena linterna que no funcione con bombilla convencional. Este aparato lleva ya dos meses enchufado en mi coche y funciona como el primer día y eso que todo el mundo que sube lo enciende varias veces. El precio es de unos 15€/unidad
Lo dicho, haceros con una buena linterna recargable de tipo LED, nunca sabes cuando lo vas a necesitar. Además también puede sacarte de un apuro si no sabes que regalar 🙂
Tú mismo lo has dicho Luis, si no sabes que regalarme me iría de maravilla… 😀