Todas las unidades disponibles para la prensa estaban equipadas con el motor bóxer diésel de 2.0 litros y 150CV en los acabados más altos. Yo pude probar un Executive Plus. En parado el motor no es excesivamente ruidoso aunque es evidente que es de gasoil. Desde el interior a penas lo oiremos salvo que comencemos a pasar las 2.500 vueltas. La humorosidad en marcha del conjunto es bastante baja y se puede mantener bien una conversación a la vez que se escucha la radio.
El motor brinda una muy buena aceleración, que sin dejarte pegado al asiento, te permite coger velocidad rápidamente si estas por encima de las 1.800 vueltas aproximadamente. No hay que insistir mucho para ganarse una receta por exceso de velocidad. Como buen motor turbodiesel con un rango de par relativamente amplio podemos circular por carreteras de curvas como si fuera un automático, pues no es necesario utilizar el cambio en muchos casos, lo que con un motor atmosférico nos resultaría imposible. Lo mismo a la hora de adelantar, casi no es necesario reducir si conducimos a un régimen apropiado para no taponar la EGR.
La parte que menos me ha gustado, y que junto al precio de las versiones diésel, haría que me decantase por el 2.0 CVT, es la caja de cambios. Tiene unos recorridos cortos pero a mi parecer imprecisos y me parece que parte de las pretensiones deportivas que pudiera tener el XV las mata la caja. La marcha atrás, accionada por gatillo y situada junto a la sexta, es la peor de todas. La caja CVT sin haberla probado en el XV (si en el Outback 2.5) me parece mucho más apropiada.
La dirección, con poco más de 3 vueltas de tope a tope, asistida electromecánicamente, que a diferencia de muchas otras tiene un buen grado de dureza, no resultando excesivamente blanda, ni tampoco fatigante por exceso de dureza. Me ha parecido bastante precisa en torno al punto 0, a poco que gires el coche responde de una forma bastante proporcional, por lo que no nos vemos excesivamente obligados a corregir la trayectoria en curva.
Las suspensiones del vehículo me parecen uno de los mejores puntos del Subaru XV. Absorben muy bien las irregularidades del terreno cuando circulamos fuera de lo negro, pero en carretera da una gran sensación de estabilidad, sobre todo siendo un coche tan alto, que proporciona seguridad a la hora de abordar carreteras de curvas a ritmo ligero con poco balanceo. A esto tenemos que sumar el recogimiento de los asientos, que es correcto.
Durante el recorrido de prueba hubo algunos caminos con zonas embarradas sobre las que el coche se comportó bien (no sin actuar el control de tracción). En algún caso más extremo en el que el control de tracción nos ahogase el motor deberíamos desconectarlo. De todos modos los recorridos off-road solo fueron suficientes para determinar que el XV tiene una gran altura libre al suelo, que nos permite andar por caminos en mal estado sin dificultad y con un buen grado de confort. Por lo demás habría que probarlo más a fondo para poder dar un veredicto.
Para concluir la toma de contacto toca hablar de los consumos. El coche tenia aproximadamante 1300km cuando lo cogimos, y no se si llegariamos a hacerle otros 300. Al inicio de la prueba el consumo medio estaba en 7.2 y al termino en 6.8. Desconozco como se ha conducido antes, pero desde luego en mis manos se llevo buenos acelerones y estiradas que perjudicaron el consumo con toda seguridad. Os diré que quedando 3/4 de depósito el coche marcaba unos 760 kilómetros de autonomía restante, pero más allá de eso no puedo proporcionaros un dato fiable porque sinceramente, el ordenador de a bordo era un lio. No conseguí ver el consumo instantáneo más allá de una barrita que se iba moviendo, y todas las opciones del ordenador tienen demasiados detallitos como para estar pendiente todo el rato, sobre todo si no estas familiarizado con ello. Y sinceramente, creo que había cosas mas interesantes a las que prestar atención cuando se tiene tan poco tiempo.
En resumen, el Subaru XV me ha parecido un gran coche, con sus defectos como todos, aunque tal vez el mayor defecto esté en el escalonamiento de la gama (si intentamos olvidar la caja de cambios). Yo sin duda optaría por el gasolina con cambio CVT en acabado Executive Plus. Aún te mantienes por debajo de la barrera psicológica de los 30.000 y tienes un coche con buenas prestaciones, un consumo moderado y una caja de cambios que al menos en el Outback 2.5 es de mi agrado, a pesar de no ser la deportividad personalizada.
Mañana os hablaré de todo lo relativo al interior del XV.