Prueba SsangYong Rodius, motor, conducción y consumos (con vídeo)

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El renovado SsangYong Rodius nada tiene que ver con el anterior, además de los cambios recibidos en el interior y exterior, el Rodius actualiza su mecánica y su tren de rodaje, con resultados satisfactorios. Toda la gama del modelo utiliza el mismo motor diésel  de cuatro cilindros, 2.0 litros y 155CV. Se trata de un motor de desarrollo propio que sustituye al cinco cilindros en línea de 2.7 litros de Mercedes. Es menos potente que su antecesor, pero es más refinado, mueve mejor el coche y sobre todo, gasta menos. El consumo del 2.7 era tan grande como el Rodius.

Ya dijimos ayer al comienzo de la prueba que teniendo en cuenta las características del Rodius, no estamos ante un coche emocionante para circular con el. Pretende ser cómodo y práctico y llevarte del punto A al punto B junto a toda la tropa de la mejor forma posible y sin gastar mucho dinero. La finalidad de este gran monovolumen de tracción trasera no es hacer que uno se divierta.

Motor pequeño, pero voluntarioso

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Al arrancar el motor empezaremos a apreciar los cambios frente al modelo previo, y el primero de ellos es la sonoridad, mucho más contenida y además disimulada por un aislamiento correcto del habitáculo. Gusta comprobar que el motor no transmite vibraciones al habitáculo. Llega pues el momento de iniciar la marcha, para lo que retiraremos el freno de estacionamiento de pie. Se hace mediante un tirador situado a la altura de la rodilla izquierda, como en los Mercedes. Además de oírse un sonoro «clonk» al retirar el freno, el tirador de este no está bien rematado.

Iniciamos la marcha y comprobamos la buena respuesta que tiene el SsangYong Rodius en todo el rango de revoluciones, es un motor muy lleno. Pero no iba a ser menos con los desarrollos tan cortos que este monovolumen tiene en las primeras marchas. En primera velocidad el corte de inyección llega a los 36km/h y en segunda a 66km/h. A partir de la tercera velocidad y hasta la sexta, se adoptan desarrollos más largos, que permiten circular de forma más desahogada, pero siempre con par suficiente. Entre segunda y tercera el cambio es acusado y habrá que tenerlo en cuenta si vamos a hacer reducciones fuertes.

El motor presenta una buena respuesta y las recuperaciones son fáciles, por lo que no necesitaremos jugar con el cambio constantemente. Por ejemplo, circulando en sexta a 120 km/h, el motor responde con rapidez, ganado velocidad hasta límites insospechados. No es el coche más adecuado para ir muy rápido, pero si fuese necesario, el Rodius puede. A velocidades altas notaremos que el ruido que más presente está es el aerodinámico, puesto que el Rodius tiene una gran superficie frontal, aunque en cualquier caso no es molesto y la insonorización es buena. El motor no se percibe cuando circulamos a velocidades constantes, en autovía por ejemplo.

El Rodius muestra una buena estabilidad lineal y dada la enorme superficie lateral, el viento no le afecta en exceso, aunque si sopla muy fuerte habrá que hacer más correcciones que en un turismo. En viajes largos echaremos en falta el control de crucero. Es un elemento que incomprensiblemente los Rodius de cambio manual no ofrecen de serie, aunque desde un concesionario me aseguraron que se puede instalar como accesorio post-venta, una buena noticia.

¡Yo para ser feliz quiero un camión!

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Lo más peculiar del SsangYong Rodius es sin duda alguna su puesto de conducción. Circulamos en una posición elevada que nos da unas vistas privilegiadas cuando circulamos en entornos urbanos. Es muy fácil anticiparse a todo. Pero no podemos hablar de feeling y sensaciones al volante, porque está todo tan sumamente orientado al confort que es la máxima expresión de lo que popularmente se asocia con conducir un barco.

Si hablamos de las suspensiones, estas tienen un tarado blando que deja balancear la carrocería, y aunque apoya con aplomo, no es ágil en los cambios fuertes de apoyo. El punto positivo de esta suspensión está en lo confortable que resulta en resto de situaciones. La dirección está bastante desmultiplicada, con 3,5 vueltas entre topes. Si me permitís un toque de humor, casi nos permite circular como en las telenovelas, moviendo el volante de forma absurda, porque el coche seguirá recto. Además de ser totalmente aséptica, su excesiva desmultiplicación hace que si afrontamos las rotondas a ritmo ágil debamos mover nuestras manos bastante rápido.

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El embrague tiene también un tacto en consonancia, muy blando, demasiado, aunque lo agradeceremos en largos y tediosos recorridos urbanos. Por otra parte, el freno tiene un tacto más natural y ofrece una fuerza de frenado satisfactoria, donde rápidamente aparecerán nuevamente las inercias de la carrocería. El cambio tiene recorridos muy largos y un tacto algo impreciso, además, resulta curiosa la forma en la que algunas irregularidades del terreno se transmiten a la palanca en forma de sacudida. La marcha atrás va ubicada junto a la primera, como en los BMW, algo que particularmente no me gusta cuando no hay algún tipo de gatillo para evitar meterla por error.

Todo esto que a priori puede parecer un defecto, no hay que verlo como tal. Es necesario ponerse en situación. Circulamos con un vehículo de casi 2.000 kilos y más de cinco metros de largo, 1,90 de anchura y 1,80 de alto. Algo de semejante magnitud nunca tendrá un comportamiento más allá de confortable y relajado. No le podemos pedir versatilidad a un Lamborghini Countach ni tampoco capacidades off-road, no sería justo, del mismo modo que no lo es pedir dinamismo a un monovolumen de estas características. Está también el factor precio y es que ninguna otra marca ofrece tanto espacio y una relación calidad-precio como esta por menos de 23.000 euros. El SsangYong Rodius no se diseñó con Nürburgring en mente.

Consumo acorde con su naturaleza

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Si hablamos de consumos, dadas las características de peso y aerodinámica, ya empezamos la partida con desventaja. Quien piense que un Rodius gasta poco se equivoca. Gasta lo que necesita un coche de sus características, que además es un modelo de corte económico que no hace uso de las últimas tecnologías, como el Stop & Start. En recorridos mixtos nos moveremos en cifras de alrededor de 9 litros cada cien kilómetros y bajar de los 7 litros será una tarea complicada, sobre todo si viajamos haciendo uso de su capacidad de carga. Hablamos de cifras normales para su segmento.

De forma anecdótica, fui capaz de acabar un viaje con un consumo medio de 5,6 litros. El recorrido fue de Vitoria a Bilbao por carretera secundaria (puerto de Barazar) y con tres ocupantes, aunque hay que decir que gran parte del recorrido es en bajada, con lo que favorecemos los consumos al circular con inercia o con muy poca presión sobre el pedal de gas. Sería una gran equivocación pensar que siempre conseguiremos consumos así, aunque en recorridos puntuales el Rodius muestra una buena eficiencia del combustible, porque a fin de cuentas hablo de un dato real.

Mañana haremos un exhaustivo repaso de la gama del SsangYong Rodius, que ofrece versiones con cambio automático y tracción total, además de niveles de acabado más completos. Aprovecharemos también para sacar las conclusiones definitivas tras unos días de convivencia.

Puedes encontrar más información sobre el SsangYong Rodius 200 eXdi Premium en la parte de diseño exterior e interior y en el análisis de precio y equipamiento.

SsangYong Rodius exterior

SsangYong Rodius interior


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