Prueba Honda Civic 1.6 diesel 120CV, motor y consumos

Esta semana nos ocupa uno de los compactos japoneses por excelencia, el Honda Civic, modelo que ayer analizamos por dentro y por fuera. Estamos ante la única motorización diésel de la gama Civic, un motor i-DTEC de 1.6 litros y 120CV. Hasta la llegada de este motor únicamente existía el diésel 2.2 de 150CV, que dejó de comercializarse a principios de año debido a la buena acogida del motor de 120CV. Cabe destacar que este propulsor es el primero que comienza a aplicar con seriedad las Earth Dreams Technology, varias medidas que ayudan a reducir el consumo de combustible y las emisiones contaminantes.

Podríamos pensar que un motor diésel venido de japón no será ni lo más refinado ni lo más avanzado técnicamente, porque marcas como Honda en casa y en Estados Unidos solo venden gasolina. Pero no hay que subestimar las capacidades del que es el mayor fabricante de motores del mundo, que nos presenta un motor diésel muy típico en el mercado europeo por cilindrada y potencia, pero que resulta más refinado y frugal que sus competidores directos. Ya pudimos probar este motor cuando asistimos a la presentación en Niza a comienzos de 2013. Nos pareció una propuesta tan sumamente interesante que por eso hemos decidido probarla en profundidad.

Un motor redondo

Llegado el momento de arrancar el motor, basta con girar la llave en el cláusor y este cobra vida. No es ruidoso, tampoco en frío, aunque en la fase de calentamiento si se transmiten unas pequeñas vibraciones al volante y pedales, que una vez en temperatura de funcionamiento, desaparecen. Según emprendemos la marcha vemos que la suavidad sigue presente y el motor es bastante progresivo en la entrega de potencia, dentro de lo que cabe. Porque como la mayoría de los motores diésel de unos 1.6 litros y 100-120CV, notamos que es algo perezoso por debajo de 1.500 vueltas, aunque es a partir de 2.000 cuando realmente empuja con contundencia.

El Honda Civic cuenta con un modo de conducción ECON, que ayuda a ahorrar combustible con un acelerador menos sensible y una gestión de la climatización más suave. En cualquier caso este motor 1.6 i-DTEC ofrece una buena respuesta, aunque si vamos a circular por carretera o cargados, la respuesta extra de desactivar el modo económico es un ayuda interesante. La caja de cambios de seis velocidades tiene unas relaciones de transmisión bien escalonadas, que permiten unas recuperaciones aceptables. Además su manjeo es casi delicioso, porque está situada en una buena posición y los recorridos son cortos, con un guiado preciso.

Por lo demás, el Honda Civic 1.6 i-DTEC tiene un compromiso interesante entre confort y dinámica. Los modelos de Honda siempre se han caracterizado por esto. La dirección, que no es informativa, tiene un buen grado de dureza y es precisa, mientras que la suspensión tiene el grado de firmeza justo para no ser incómoda. Los balanceos de la carrocería son bastante contenidos e invitan a subir el ritmo hasta que comienza a aparecer el subviraje.

Visibilidad mejorable

Pero no todo van a ser alabanzas para el Honda Civic. Si bien el coche tiene un comportamiento bueno, cuando conducimos echaremos en falta una visibilidad trasera mejor. El diseño de la zaga permite que el maletero tenga un volumen increíble, pero también es objeto de críticas hacia su diseño. El punto negativo es que además de que pueda no gustar, el diseño perjudica a la función.

La luneta trasera es partida y la visibilidad hacia atrás queda cortada por la parte en la que cambia de inclinación, donde se unen los pilotos mediante la tercera luz de freno. Habrá que acostumbrarse a tener una zona horizontal en la que no podremos ver, aunque eso sí, de noche no necesitaremos espejo interior fotosensible, puesto que a menudo las luces de los coches serán tapadas por esta traviesa. La parte grande de la luna está demasiado inclinada para poder ver y el limpiaparabrisas es casi prescindible.

El pilar C también es bastante grueso y a la hora de maniobrar o de algunas incorporaciones al tráfico, puede perjudicar la visibilidad. De cara al aparcamiento, tenemos una cámara de estacionamiento, ubicada en la pantalla del ordenador de abordo. El tamaño es suficiente (tampoco muy grande) pero la imagen de la cámara está demasiado contrastada y en dias soleados resulta difícil ver con claridad. Si el sol nos diese directamente en la pantalla, aparcar a oido siempre es una opción, porque este acabado Sport no tiene sensores de aparcamiento.

Un coche ahorrador

Pero sin duda, uno de los puntos más sorprendentes de este motor son sus consumos. Sin practicar ningún tipo de conducción eficiente las cifras obtenidas a lo largo de nuestra prueba de casi 2.000 kilómetros fueron francamente buenas. Si bien la mayor parte fue recorrido en autovía, el consumo medio acabó en 5,4 litros cuando devolvimos el coche a la marca. El registro más bajo lo conseguimos en un viaje de Madrid a Vitoria por la A-1 y la N-1, con 4,5 litros de combustible. En autovías y autopistas estaremos entre esta cifra y los cinco litros, en función de las condiciones.

En recorridos mixtos los consumos se mantendrán a raya entorno a los cinco litros escasos, mientras que si nos metemos en tráfico urbano, los consumos suben, como cabría esperar. Pero gusta comprobar que realmente es difícil conseguir medias superiores a los seis litros, y eso sin practicar una conducción eficiente. El Stop & Start estuvo activado durante toda la prueba y la verdad es que ayuda mucho a ahorrar combustible. Eso sí, no es tan refinado como el de PSA y al parar y arrancar es un poco más brusco, además de no conservar la dirección asistida cuando estamos detenidos.

Mañana concluiremos la prueba de este interesante compacto con un repaso a la gama de equipamientos, motorizaciones y precios para buscar el Civic más interesante. También pondremos el broche a la prueba con nuestro veredicto.