Celebrar medio siglo del motor de cinco cilindros de Audi es asomarse a una de las historias técnicas más singulares de toda la industria europea. Lo que empezó como una solución de compromiso para ganar potencia en una berlina de gran serie acabó convirtiéndose en un símbolo de identidad para la marca y en un rasgo muy reconocible para los aficionados al motor en España y en toda Europa.
A lo largo de cinco décadas, este propulsor ha pasado por las carreteras, los tramos de rally, los circuitos y la subida a Pikes Peak, dejando huella tanto en modelos de calle como en coches de competición. El cinco cilindros ha sobrevivido a cambios de normativa, de nomenclatura y de estrategia de producto, y aun así sigue presente hoy en día en algunos de los modelos más prestacionales del grupo.
Del Audi 100 al nacimiento de un icono técnico…
El desarrollo del cinco cilindros de Audi comenzó en 1976 con el Audi 100 C2, cuando los ingenieros buscaban más potencia sin recurrir a un seis cilindros convencional por problemas de espacio y reparto de pesos. La solución fue evolucionar el concepto del EA 827 hacia un bloque de cinco cilindros, ofreciendo 136 CV y un mejor equilibrio dinámico. La incorporación de la inyección en 1977 mejoró la eficiencia y la respuesta del modelo. Con ello, el Audi 100 se posicionó en un nivel superior dentro del mercado. Este motor marcó el inicio de una etapa técnica que definiría a la marca durante décadas.
La gama creció pronto con variantes diésel y turbo como la del Audi 200, que alcanzaba 170 CV y demostraba la versatilidad del concepto. En 1978 llegó el primer motor diésel de cinco cilindros, orientado a grandes kilometrajes, mientras que los gasolina turbo alimentaron el lado más dinámico de la marca. Este equilibrio entre eficiencia y rendimiento estableció la personalidad del cinco cilindros. Desde el principio quedó claro que Audi podía abarcar un amplio espectro de usos con una misma arquitectura. Aquella base técnica se convertiría en un rasgo identitario de la casa de Ingolstadt.
Evolución en los años ochenta y primer gran salto prestacional…
Durante los años ochenta, Audi refinó su cinco cilindros con avances importantes como el TDI de 2,5 litros y 120 CV de 1989, que aunaba ahorro y un par notable. Esta versión consolidó la estrategia diésel de alto nivel en el segmento de berlinas europeas. Paralelamente, los gasolina turbo se beneficiaron de la experiencia deportiva. El punto culminante llegó con el Avant RS2 de 1994, creado con Porsche. El modelo de 315 CV es considerado el inicio de la saga RS y un icono de practicidad y altas prestaciones.
Aun así, la evolución de plataformas y el cambio de nomenclatura condujeron gradualmente a la sustitución del cinco cilindros por los V6. Estos ofrecían mejor reparto de pesos y se adaptaban mejor a los nuevos diseños de Audi. A mediados de los noventa, el motor empezó a perder presencia en la gama. El S6 de 1996 fue uno de los últimos en adoptar el clásico 2.2 turbo, símbolo del final de su primera edad dorada. La marca parecía dirigirse hacia configuraciones más convencionales en su transición hacia la modernidad.
El cinco cilindros en los rallies: quattro, Grupo B y WRC…
En los rallies, el cinco cilindros alcanzó su mayor leyenda gracias a la combinación con la tracción total quattro. Desde el año 1980, el Audi quattro mostró un dominio abrumador con sus 200 CV y un comportamiento imbatible en superficies deslizantes. Consiguió títulos de constructores en los años 1982 y 1983, marcando un antes y un después en el Mundial. Esto fue así por la sobrealimentación y la tracción total redefinieron la competitividad. Audi se convirtió en referente tecnológico y deportivo a escala global.
El Sport quattro de 1983 llevó este concepto aún más lejos con su motor de 306 CV y su construcción ligera. Las versiones de competición obtuvieron 21 victorias en el Mundial, sumando triunfos en Grupo 4 y Grupo B. La especificación S1 llegó a superar ampliamente los 600 CV en configuración real. Estos modelos representaron el culmen de la ingeniería de rallies de la época. El cinco cilindros se consolidó como un motor legendario para las condiciones más extremas.
Pikes Peak y el 200 quattro: hazañas más allá del Mundial…
El capítulo de Pikes Peak reforzó todavía más la leyenda de este motor. En 1987, Walter Röhrl se impuso en la subida a Pikes Peak al volante del Audi Sport quattro S1 (E2). Este prototipo de competición montaba un cinco cilindros de 2,1 litros que desarrollaba cerca de 600 CV (en algunas fuentes se habla de 598 CV), y llevó la tecnología turbo y la tracción total de Audi a uno de los escenarios más exigentes del planeta.
En el Mundial de Rallyes, la última victoria de Audi Sport no llegó con el quattro “clásico”, sino con el Audi 200 quattro en el Rally Safari de 1987, donde la marca firmó un doblete con Hannu Mikkola por delante del propio Röhrl. Este resultado confirmó que el concepto de berlina grande de cinco cilindros turbo y tracción total podía ser competitivo incluso en las pruebas más duras del calendario.
Éxitos en circuito: el Audi 90 IMSA GTO…
La presencia del cinco cilindros no se limitó a los tramos de tierra, nieve o asfalto de los rallies. En los circuitos también dejó imágenes para el recuerdo, en especial en Estados Unidos. Allí, el Audi 90 IMSA GTO se ganó una reputación de auténtico “caza gigantes” gracias a su combinación de ligereza, aerodinámica y un motor de cinco cilindros extremadamente sobrealimentado.
Este coche de carreras alcanzaba unos 720 CV de potencia manteniendo una cilindrada relativamente contenida, compitiendo de tú a tú con los enormes V8 americanos de la época. Para muchos aficionados, aquel Audi 90 demostró hasta qué punto se podía exprimir el concepto del cinco cilindros turbo cuando se desarrollaba sin tantas restricciones.
Un paréntesis en los noventa y el gran regreso en 2009…
A mediados de los noventa, el cinco cilindros cedió su espacio frente a los V6, adaptados a nuevas plataformas y estrategias de producto. Durante casi una década quedó relegado y muchos dieron por hecho su desaparición. Sin embargo, la marca mantenía vivo su valor histórico. En 2009, el TT RS marcó el renacimiento del concepto con un nuevo 2.5 TFSI de 340 CV. Este motor recuperó la esencia deportiva del pasado con tecnología moderna.
El cinco cilindros volvió a modelos como el RS 3 y el RS Q3, llevando su personalidad única a segmentos distintos. Su sonido, carácter y rendimiento se convirtieron en elementos clave de su atractivo. El renacer del motor no solo apelaba a la nostalgia, sino también a una experiencia emocional difícil de replicar. Audi logró unir tradición e innovación en un bloque muy especial. Su regreso reavivó la conexión con los éxitos deportivos históricos.
La generación actual: EA855 Evo Sport y 400 CV…
En 2016 llegó la última evolución del cinco cilindros TFSI con 400 CV y 480 Nm, situando a RS 3 y TT RS entre los compactos más prestacionales. Su respuesta, eficiencia y capacidad para girar alto lo distinguen de rivales de mayor cilindrada. La actualización de 2021 elevó el par a 500 Nm en un amplio rango de revoluciones. Estas cifras permiten aceleraciones comparables a superdeportivos. El EA855 Evo Sport se convirtió en referencia dentro de su categoría.
El motor también se ha montado en modelos externos como el Cupra Formentor VZ5, demostrando su versatilidad dentro del grupo. Su presencia más allá de Audi confirma el valor del desarrollo. El cinco cilindros sigue ofreciendo un equilibrio entre potencia y carácter difícil de igualar. Su rendimiento en compactos deportivos muestra la vigencia del concepto. Continúa siendo un pilar técnico con fuerte identidad.
Arquitectura, tamaño y construcción ligera…
El motor EA855 Evo Sport se diseñó para ser compacto y ligero, facilitando su integración en plataformas transversales. Con unos 160 kilogramos y menos de 50 centímetros de longitud, supera los retos de las configuraciones antiguas. El bloque de aluminio y el cigüeñal hueco reducen la masa y mejoran la eficiencia. Las camisas recubiertas de plasma disminuyen la fricción. Todo ello contribuye a mejores consumos y emisiones.
La arquitectura de carrera larga favorece el par a bajo régimen y una entrega lineal y contundente. Sus medidas internas permiten combinar elasticidad y altas revoluciones. La gestión térmica optimizada añade eficiencia al conjunto. Estas soluciones técnicas hacen posible su aplicación en vehículos compactos sin compromisos de espacio. El cinco cilindros demuestra así un equilibrio moderno entre prestaciones y eficiencia.
Producción artesanal en Győr…
Otro de los elementos que refuerzan el carácter especial de este motor es su proceso de fabricación. El 2.5 TFSI se ensambla en la planta de Győr (Hungría) en lo que se conoce como conjunto Bock, donde especialistas altamente cualificados montan el propulsor de manera casi artesanal.
El motor pasa por unas 21 estaciones de trabajo en las que se colocan los principales componentes, se realizan controles de calidad y se ajustan tolerancias con precisión. Una vez superado el proceso, las unidades terminadas se envían a la planta de Ingolstadt, donde se instalan en el Audi RS 3. Este nivel de atención al detalle subraya el papel del cinco cilindros como pieza clave dentro de la gama deportiva de la marca.
Un sonido con firma propia…
Más allá de las cifras de potencia y par, lo que muchos conductores identifican de inmediato es el sonido. El cinco cilindros de Audi tiene una “firma sonora” inconfundible, con un tono grave y un ritmo que lo diferencian claramente de un cuatro o un seis cilindros.
Esta personalidad acústica se debe en buena parte a la secuencia de encendido 1-2-4-5-3, que alterna cilindros contiguos y más alejados con intervalos de 144 grados de giro del cigüeñal. Ese patrón genera un pulso muy particular y una sonoridad que, con el tiempo, se ha asociado directamente a los modelos deportivos de la marca. En los modos de conducción más dinámicos (dynamic, RS Performance o RS Torque Rear), las aletas del sistema de escape se abren antes, haciendo que el rugido del cinco cilindros sea todavía más evidente.
Presente y futuro en Europa…
El cinco cilindros afronta hoy su madurez en un contexto de electrificación y normativas estrictas. Con la llegada de Euro 7, su continuidad en forma actual parece desafiante. Sin embargo, los combustibles sintéticos y posibles excepciones podrían ofrecer nuevas oportunidades. Audi y otras marcas del grupo valoran distintas vías para prolongar su vida. El debate sobre la combustión más allá de 2035 será clave.
Resulta notable que un motor minoritario haya permanecido vigente medio siglo. Como el rotativo de Mazda, ha mantenido un papel emocional y técnico único. Su legado abarca berlinas, Grupo B, Pikes Peak y compactos deportivos modernos. Representa un equilibrio singular entre potencia, historia y carácter. Y su sonido sigue siendo una firma inequívoca para generaciones de entusiastas.
Fuente – Audi
Imágenes | Audi
