El Honda CR-Z es un coche, que por algĆŗn motivo u otro, siempre despiertas interĆ©s. Bien puede ser por su estĆ©tica deportiva, suĀ interior digno de nave espacial o la mecĆ”nica hĆbrida, sobre todo por estar asociada a una caja de cambios manual. Es el Ćŗnico hĆbrido del mercado en ofrecer algo asĆ. En cuanto a imagen podemos decir que el CR-Z es heredero de la saga CRX de Honda, es un pequeƱo coupĆ© deportivo. Las similitudes con el CR-Z quedan ahĆ, pues no resulta tan ligero (el sistema elĆ©ctrico lastra) y por concepción es diferente, se ha hecho pensando en la hibridación. Realmente la marca recurre al motor elĆ©ctrico de forma prestacional, el hecho de que ahorre combustible es casi mĆ”s una consecuencia beneficiosa. A nosotros nos llamó la atención en Niza, donde pudimos tener un breve contacto en la presentación del Honda Civic 1.6 diĆ©sel.Hemos probado el acabado GT, el intermedio de tres y ya muy completo en dotación.
Bajo el capó hay una Ćŗnica mecĆ”nica hĆbrida. Combina un motor de gasolina de 1.500cc y 121CV con tecnologĆa VTEC con un elĆ©ctrico de 20CV que sirve como apoyo. En total son 137CV. El Honda CR-Z no puede circular en modo cero emisiones, el motor de gasolina siempre funciona. Como vemos la hibridación es diferente a la de Toyota. El punto mĆ”s peculiar es que el cambios es manual de seis relaciones, lo que siempre puede ser mĆ”s divertido que un CVT, que en muchos casos si quiera tiene manejo secuencial. Acelera de 0 a 100 en 9 segundos y consume, segĆŗn ficha, 5.0 litros de gasolina. IMA, Integrated Motor Assist, es el nombre que Honda da a sus hĆbridos.
El modelo que estamos probando es el restyling que recientemente ha sufrido la gama CR-Z. Estéticamente no hay grandes cambios, pero si mecÔnicamente. Antes tanto el motor térmico como el eléctrico eran menos potentes, y era precisamente lo que todos los medios criticaron. Honda escuchó, y resolvió el problema con este restyle.
Sin conocer las peculiaridades internas de este coche, todo el mundo girarĆ” la cabeza a su paso o lo seƱalarĆ” con el dedo. Es el coche mĆ”s llamativo que jamĆ”s haya conducido. Es un coche pequeƱo, con 4,07 metros de longitud y 1,74 de anchura. Tiene un frontal agresivo con luces LED diurnas mientras que el morro es afilado y ayuda a estilizar una perfecta silueta de coupĆ© acentuada por los nervios de la carrocerĆa, la linea de cintura ascendente y la forma de las ventanillas traseras. Los pasos de rueda traseros son voluminosos, musculosos, y le dan presencia. La parte trasera es tal vez la mĆ”s futurista, con unos pilotos de aspecto triangular y un portón muy inclinado con una luna trasera partida que resta bastante visibilidad.
Al ser un modelo de corte tirando a ecológico, calza neumĆ”ticos de dimensiones muy normales para lo que vemos hoy dĆa. Son unos 195/55 en 16 pulgadas. Algunos utilitarios llevan mĆ”s zapatos. Sin duda esto ayuda a mejorar los consumos.
Regreso al futuro
La sensación que comparten todas las personas que se montan en un Honda CR-Z es que es muy futurista. El cuadro de mandos impresiona, por la multitud de pantallas de colores, indicadores y botones en posiciones poco habituales (pero muy prĆ”cticas). El velocĆmetro tiene un efecto 3D increĆble, todavĆa mĆ”s impresionante cuando cambia de color en función del modo de conducción elegido. A pesar de que en un primer momento pueda parecernos que la lectura de las informaciones es complicada, enseguida nos hacemos a ello y resulta cómodo. Junto al volante, a la derecha, estĆ”n los mandos del climatizador monozona, y un poco mĆ”s allĆ” queda la radio, tal vez en una posición un tanto alejada, aunque podemos manejar casi todo el sistema desde el completo volante multifunción. En la consola central tenemos un amplio hueco portaobjetos, dos posavasos, el cambio, los pulsadores de los asientos calefactados y un freno de mano convencional. Se hecha en falta un apoyabrazos central.
Los materiales son claramente japoneses. Son todo plÔsticos duros, pero de buen tacto y con ajustes precisos. La ausencia de grillos es total (aunque la unidad probada no llegaba a 4000 kilómetros). Los plÔsticos que encontramos en las partes mÔs bajas parecen mÔs sensibles a las rayaduras. Como buen japonés, parece que el paso del tiempo no serÔ perjudicial para los interiores.
El Honda CR-Z destaca por un interior deportivo, donde el conductor va sentado realmente bajo (a veces cuesta salir) que hace que al coger otro coche, considerado bajo por muchos, parezca que vamos en un monovolumen. La postura de ir «tumbado» con unos mandos que quedan situados perfectamente invitan a pasarlo bien, pero eso es algo que mañana trataremos en profundidad.
Honda dice que el CR-Z es un coupé 2+2, aunque las plazas traseras son tan anecdóticas, como las de un Subaru BRZ. Por altura no cabe un adulto y por longitud tampoco. Con los asientos delanteros atrÔs del todo, a penas cabe una mano entre el respaldo y la banqueta. Para que alguien pueda viajar atrÔs, el ocupante de delante tiene que adelantarse, y como tampoco sobra espacio longitudinal, no irÔ cómodo ninguno de los dos.
Las plazas traseras tienen anclajes ISOFIX que pueden sacarnos de un apuro, aunque lo mÔs útil de la banqueta posterior es que es abatible (de una pieza) y da lugar a un maletero generoso para ser un coupé biplaza. El maletero con dos filas de asientos es de 217 litros, con una de 587.
Sin rivales definidos
El Honda CR-Z es un coche con unos niveles de ventas bastante bajos. En los tiempos que corren este tipo de coches Ā«caprichoĀ» son prescindibles y pasan a un segundo plano. A nivel de competidores podemos decir que el Honda CR-Z juega solo en su propia liga. No hay nada parecido por concepto. SĆ que hay en el mercado otros coupĆ©s 2+2, como el Audi TT, el Peugeot RCZ o el Subaru BRZ, pero todos ellos son muy diferentes entre sĆ.
MaƱana serĆ” el momento de ponerse en situación, arrancar el motor y salir a rodarā¦
MÔs en ActualidadMotor: Prueba Honda CR-Z IMA GT, motor, conducción y consumos
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