La semana pasada pusimos a prueba el SsangYong Korando, el SUV más popular de la marca pese a ser aún algo desconocido en nuestro país. No ocurre así con el Ford Kuga que ponemos a prueba esta semana, siendo una de las apuestas más fuertes de la marca del óvalo por diseño, tecnología y habitabilidad.
Nosotros nos hemos puesto a los mandos de la opción menos potente en gasolina, un bloque 1.6 Ecoboost de 4 cilindros y 150 caballos de potencia. Lo unimos a la tracción delantera, dejando un sistema de tracción total para los que prevean su uso algo más allá del asfalto, y dejando nuestra unidad como una opción correcta para pistas sencillas.
Diseño evolutivo
El diseño del nuevo Ford Kuga es una clara evolución de su primera generación, manteniendo ciertos rasgos inconfundibles pero evolucionando hacia el nuevo lenguaje de diseño de Ford, algo más rectilíneo y refinado. El nuevo Kuga, por tanto, tiene un estilo más aburguesado, que se ve reforzado por un tamaño mayor. Mide 4,52 m de largo, 1,83 m de ancho y 1,70 m de alto.
El diseño es similar al que podemos ver en el resto de la nueva gama Ford, una gama que, aunque esté en plena renovación con el nuevo Focus y el nuevo C-MAX, no deja demasiado descolgado en lo que a estilo exterior se refiere al Kuga, manteniendo una misma frescura y un mismo atractivo. Lo que no encontramos, por ejemplo, es la nueva parrilla a lo Aston Martin en el frontal.
Como mencionábamos, el nuevo Kuga muestra un aspecto más burgués que su antecesor, con menos guiños deportivos. En todo caso, si buscamos un toque visual más dinámico, tenemos a nuestra disposición un acabado Titanium S con acabados específicos. Nuestra unidad Titanium corresponde a la gama alta (no hay gama media como tal), con unas llantas de 17 pulgadas multiradio acabadas en un color brillante que casan a la perfección con el conjunto.
Moderno por dentro
Si bien el aspecto exterior del Ford Kuga es algo más conservador que la generación anterior, el interior se rinde a un toque de modernidad evidente. Eso sí, no busques exclusividad alguna, pues el habitáculo es calcado al Focus o al C-MAX, pero también guarda demasiados parecidos con otros modelos como el propio Fiesta.
No es una pega sino una curiosidad, y es que podríamos hace un copia-pega de lo que ya dijimos del interior en nuestra prueba del Ford C-MAX. Por tanto, hay que destacar un diseño llamativo, cargado de botones, y un nivel de solidez y acabados muy correctos para el segmento.
Lo que aún no ha llegado ha sido el restyling que ha dotado a los Focus y C-MAX de un habitáculo mucho más limpio. Mantiene las formas, pero se ha eliminado la minúscula pantalla del sistema multimedia y la ingente cantidad de botones del equipo multimedia SONY. Hasta que llegue aquí el restyling habrá que hacerse a un interior que demanda un cierto periodo de adaptación.
Por otra parte, el cuadro de instrumentos es muy visual a la vez que fácil de leer, contando con dos esferas principales y una pantalla central a color con información del ordenador de a bordo y detalles del funcionamiento de los sistemas de seguridad. Me gusta, y mucho, que podamos aglutinar en un solo pantallazo informaciones como la distancia recorrida, el consumo medio e instantáneo y la autonomía.
Habitabilidad
Sentarse en Ford Kuga sorprende. El habitáculo no queda excesivamente alto respecto al suelo, pero lo mejor es que la postura de conducción no es típicamente erguida como en multitud de SUV. De hecho nos sentamos en unos asientos integrándonos en el puesto de conducción. Lógicamente, podremos ajustar tanto el volante como el asiento (eléctrico en los Titanium) para conseguir la postura óptima.
Delante gozamos de espacio sobre dos butacas que, si bien no son la panacea en cuanto a sujeción, cumplen con su cometido con bastante comodidad. Atrás tenemos tres asientos, los de los laterales de formas normales, y el central más estrecho y duro. El Kuga no destaca por anchura, sí en las demás mediciones, y el asiento central acaba siendo incómodo para viajes largos.
A diferencia de otros SUV, éste no ofrece la posibilidad de contar con 7 plazas (tendremos que tirar al Grand C-MAX en la misma gama). Los asientos traseros tampoco se desplazan de forma longitudinal, pero sí podemos inclinar el respaldo para una posición más relajada.
Los huecos portaobjetos parecen suficientes y los que hay tienen una buena posición. Por ejemplo, en la parte superior del salpicadero tenemos un útil espacio con base de goma para dejar el móvil. En la consola central hay dos sujetavasos y un cofre con tapa que hace las veces de reposabrazos. Y digo hace las veces que no la función, pues la escasez de regulación no permite un disfrute demasiado acertado, por lo menos para las tallas más pequeñas. Atrás cuenta con bandejas plegables en los asientos, reposabrazos central o toma de corriente.
Maletero de 456 litros
El maletero del Ford Kuga cubica 456 litros, una capacidad en la media. Cuenta con la ventaja de que las formas son bastante cúbicas, y que el acceso no es excesivamente elevado. Opcionalmente puede equipar un portón del maletero manos libres, que se abre de forma automática al pasar por debajo del paragolpes el pie. Es extremadamente útil para no tener que dejar las cosas en el suelo, pero sí es cierto que su funcionamiento a veces es algo caprichoso.
Abatiendo la fila trasera de asientos conseguiremos un espacio de carga de 1.653 litros, una buena cifra que se ve algo oscurecida por un suelo de carga con un incómodo escalón a la altura de los asientos. Por otro lado, la parte inferior de la boca de carga va sin pintar, un detalle bastante agraciado para los descuidos.
Cerramos por hoy nuestra prueba del Ford Kuga habiendo repasado el diseño y la habitabilidad del SUV compacto de Ford. Mañana será el momento de conocer sensaciones a sus mandos y ver qué tal opción es el bloque 1.6 Ecoboost de 150 caballos junto al sistema de tracción simple.
Puedes encontrar más información sobre el Ford Kuga 1.6 Ecoboost 150 CV 4×2 en el análisis dinámico del vehículo y en el análisis de precio y equipamiento.