Casi podemos decir que el Jeep Wrangler no necesita presentación. Es una lograda evolución del Willys de la Segunda Guerra Mundial y del posterior Jeep CJ, aunque claramente adaptado a los tiempos modernos y notablemente más grande. Es también uno de los pocos auténticos todo terreno que quedan en el mercado y se presenta sin lugar a dudas como la mejor opción en cuanto a relación calidad-precio-aptitudes.
En 2003 vió la luz el primer Jeep Wrangler TJ Unlimited, una variante de batalla alargada y tres puertas, que en la próxima y actual generación (JK) derivó en un Wrnagler de mayor batalla, pero cinco puertas. El Wrangler Unlimited es el que nosotros hemos probado, asociado a la terminación Moab, que es una edición limitada a 75 unidades en España. El acabado Moab se ofrece con las dos carrocerías tanto con cambio manual o automático y sólo en dos colores, negro y Rojo Langosta. Los precios parten de los 35.500 euros.
La carrocería larga ha resultado claramente beneficiosa para las ventas del Wrangler, que ahora cuenta con una opción más práctica en el día a día y más habitable, aunque alguna limitación off-road más que su hermano de tres puertas, como comprobaremos mañana. A pesar del alargamiento, la estética del Wrangler es inconfundible. A grandes rasgos, no varía de generación en generación, lo que lo hace reconocible por parte del público, que rápidamente identifica un Jeep Wrangler con su imponente parrilla con siete lineas verticales que ayudan a refrigerar el potente motor diésel de 2.8 litros y 200CV (el único disponible en España) que monta esta unidad de prensa. El cambio es automático, aunque existe también uno manual de seis relaciones.
El Wrangler tiene un aspecto rudo, campero, que deja bien claro que no se trata de una compacto o una berlina sobreelevada para pistear. Su diseño es simple, a la vez que imponente. Su imagen de ladrillo se ve amenizada por unos prominentes guardabarros de plástico y la rueda de repuesto en el portón trasero. Es un todoterreno y así se reafirma si vemos que su chasis es de largueros, emplea ejes rígidos y tiene tracción total conectable con reductora, además de una dirección asistida de recirculación de bolas (en vez de cremallera).