En los últimos meses hemos hablado varias veces de los fastos que Bentley ha organizado por su centenario. Varias han sido las novedades que ha presentado para celebrar tan importante onomástica, sin embargo, se ha reservado un as bajo la manga. Al igual que a las personas, que una firma cumpla tantos años de vida, ayuda a que pueda atesorar piezas y anécdotas únicas. El mejor ejemplo es el mítico y único Bentley Corniche de 1939.
El Bentley Corniche de 1939 marcó un antes y un después en el devenir de la marca. Con él, el diseño de sus modelos cambió respecto a los creados en los años 20 y 30 de principios de siglo. La gran novedad fue la introducción de líneas aerodinámicas con los que mejoraban la velocidad y el rendimiento mecánico. Desde entonces, ha sido una continua fuente de inspiración, pero su vida se vería truncada por varios hechos trágicos.
Dos accidentes y un bombardeo acabaron con el Bentley Corniche
El Corniche surgió como una versión de alto rendimiento del Bentley MkV. Para ello, además de crear una carrocería de diseño exquisito, incorporaba una carrocería más ligera y un bloque gasolina de 4 1/4 litros de cilindrada modificado. La primera, y única, unidad se terminó en mayo de 1939 y se envió por carretera al hipódromo de Brooklands para realizar varios test de velocidad. Sin embargo, en julio tendría un accidente contra un autobús, que dejaría su carrocería dañada.
Una vez reparado en los talleres de Vanvooren, volvió a los test de prueba. Este regreso duraría poco, pues el 8 de agosto, tuvo un segundo accidente, pues el conductor tuvo que salirse de la carretera para evitar un choque contra un vehículo mal estacionado en la misma. En este caso los daños fueron mayores, pues impactó contra un árbol y además de la carrocería, malogró el chasis. Las reparaciones se llevaron a cabo entre los talleres de Bentley y Vanvooren.
Las reparaciones debían ser ágiles, pues el Bentley Corniche debía debutar en el Salón del Automóvil de Earls Court y París. Sin embargo, los planes se truncarían por tercera vez. Una vez reparada la carrocería, fue llevada a Dieppe para, ser re-enviada a las instalaciones de Crewe. Sin embargo, un error en la organización del traslado provocó su retraso. En el tiempo de espera, la ciudad gala fue bombardeada y la carrocería destruida, dejando al Corniche sin posibilidad de debutar en las citas programadas y deslumbrar al mundo entero.
El renacido Corniche llega de la mano de Mulliner
Tras los avatares que acabaron con el Corniche de 1939, no sería hasta 2001 que arrancó el proyecto para su resurrección. Gracias al historiador, y ex director de Bentley, Ken Lea, apoyado por la Fundación WO Bentley Memorial y la Fundación Sir Henry Royce Memorial se puso en marcha. Sin embargo, varios problemas económicos hicieron que el proyecto encallara en 2008. Esto fue hasta que Bentley inyectó el dinero necesario, pero a cambio pidió un favor: que los trabajos estuvieran listos para el centenario de la marca.
Ahora, con el apoyo de Mulliner, el equipo de expertos pudieron recrear con madera y aluminio gran parte de la carrocería original. Para ello, se basaron en los bocetos que aún conservaba la familia de George Paulin, el diseñador que creó sus trazos. En el proceso han participado un gran número de miembros de Mulliner, aportando ideas innovadoras. Entre ellas, está una cabina de vapor para doblar los trozos de madera que adornan los marcos interiores de las ventanas.
Gracias al trabajo de los expertos de Bentley, la restauración del Corniche de 1939 ha sido muy satisfactoria. Destaca la pintura que viste su carrocería, denominada Imperial Marron y el detalle lateral en Heather Grey. Para recuperar los tonos originales el departamento de pintura pasó varios meses trabajando para combinar los colores necesarios. En el interior también se puede apreciar el cuidado por los detalles. Destaca el cuero Connolly Vaumol, el tejido West of England y la moqueta, que proviene de un rollo original de la época.
Con todo, años más tarde Bentley lanzaría al mercado un nuevo Corniche. Éste no tendría mucho que ver con el de 1939, pues su relación con Rolls Royce ya era estable. Ahora, aunque sus modelos van por otros derroteros, pueden presumir más que nunca de su legado. Este Corniche, tras pasar por varias exposiciones, regresará a la colección privada de la firma para engrosar una historia ya de por sí muy vasta.
Fuente – Bentley