Camel Trophy, historia de una aventura que dio fama a Land Rover

Camel Trophy

¿Recuerdas aquellos todoterreno amarillos recorriendo los lugares más recónditos del planeta? Pues esa es la Camel Trophy. Más bien era. Este evento, que en su momento llegó a ser exitosamente mediático, nació en 1980 y podría compararse sin miedo alguno al propio Dakar en dureza. Land Rover aprovechó la ocasión para promocionar su gama, siendo proveedor en la competición hasta su final. De hecho, la Camel Trophy no fue nada sin Land Rover.

Esas uniones a veces fortuitas que consiguen que ambos elementos funcionen es lo que ocurrió en este duro evento que dio comienzo en 1980, y duró casi dos décadas sin interrupción. Cada año, hasta 1998, la Camel Trophy se disponía a recorrer una ruta cada vez más complicada. No sólo se trataba de cruzar selvas o altiplanos, se trataba de cruzarlos en las peores condiciones posibles.

Camel Trophy

El primer año de la Camel Trophy, llamada así por el patrocinador, no se usaron Land Rover, sino un equipo de tres Jeep liderados por alemanes. Fue en 1981, y a partir de ese año, cuando Land Rover entraría como el proveedor de los coches que conducirían participantes y organización. Han pasado varios modelos, desde un Range Rover, hasta un Defender, sin olvidar los Discovery o el poco afortunado Freelander en la última edición de 1998.

Todo empezó en Brasil, en el Amazonas. Allí los participantes debían superar el reto de acabar la prueba y resistir a las condiciones más complejas. Poco a poco la prueba fue ganando repercusión y ganando participantes, contando con hasta 20 equipos de 2 personas. Cada uno representaba a un país, y España fue fija durante una buena suma de años.

De Brasil se pasó a Indonesia, a Australia, África, Siberia, Mongolia… Casi 20 ediciones del evento del motor más duro del mundo, con permiso del Dakar. La organización buscaba las fechas más complicadas para realizar los eventos, en los cuales los participantes se enfrentaban a frío, calor, lluvia, barro… Todo valía para poner a prueba a unos equipos que verían cómo podían ganar diferentes trofeos.

Poco a poco el Camel Trophy fue evolucionando y quiso añadir más pruebas para los participantes. Los más puristas consideran que desde ese momento se mató el espíritu original de la prueba. Se añadieron pruebas en bicicleta o en kayak, y fue una de las razones por las que Land Rover decidió paralizar el acuerdo. Consideraba, y así lo apoyan algunos seguidores, que el todoterreno ya no era la base del evento.

Camel Trophy

La prueba era elitista, pues de las miles de solicitudes emitidas, sólo dos personas podían configurar el equipo de cada país, salvo alguna excepción en la que hubiera dos equipos. Del mismo modo, la prueba se apoyaba en la resistencia física y psicológica, la resistencia ante las adversidades, la pericia al volante y la maña para resolver los problemas que iban surgiendo a lo largo de recorridos que en ocasiones sobrepasaban los 3.000 kilómetros.

Los coches, que iban preparados de serie, no presumían de una modificación excesivamente fuerte sobre el modelo que salía de fábrica, lo que promovía el poder de los Land Rover, afectando muy positivamente a su imagen durante aquellos años en los que se disputó la prueba Camel Trophy. Se usaron concretamente los Range Rover, el Land Rover Serie 3, los Defender 90 y 110, el Discovery con diferentes mecánicas diésel e incluso el Freelander en la última edición de la prueba.

Camel Trophy

Pintados de amarillo y con decoración Camel, se les instalaban protecciones en los bajos y en las luces, se instalaban suspensiones reforzadas, paragolpes recortados, jaula de seguridad, snorkel, luces supletorias, cabestrante, baca de techo para transportar repuestos o combustible, neumáticos especializados, instalación eléctrica impermeable, equipo de navegación o un elenco de elementos de supervivencia como palas o cuerdas. Según la edición los coches se modificaban según unos parámetros u otros, pero no eran nunca preparaciones extremas.

Si lo era la prueba, que exigía tanto a los coches que siempre llegaban completamente destrozados a la meta tras varios días de odisea. No era la velocidad lo importante. De hecho, en algunas etapas sólo se avanzaban unos cuantos metros debido a las condiciones del terreno. Entre rivales había comunicación y ayuda, un conjunto perfecto para catalogar a este evento un evento de auténtica aventura.

Camel Trophy

La Camel Trophy acabó desvirtuándose, probablemente culpa de su éxito mediático. Land Rover retiró su patrocinio y por tanto sus coches, dejando la competición huérfana y obligándola a morir. Se ha intentado recuperar ese espíritu original con otras competiciones similares y un nombre distinto.

En realidad, la propia Land Rover lanzó un evento similar llamado G4 Challenge que replicaba en cierto modo la aventura de la Camel Trophy, aunque curiosamente también incluía actividades además de la pura conducción. Sin embargo, también desapareció, esta vez culpa de una crisis global que daba por finalizada la etapa de las grandes aventuras mediáticas. La actual conciencia medioambiental también ha influido en que hayan desaparecido buena parte de estos eventos, aun sin estudios de su impacto real.

Cabe destacar que aventuras como el Camel Trophy también han llevado un granito de arena de ayuda a lugares muchas veces completamente aislados. Finalmente, nos ha dejado con algunas de las imágenes más impresionantes de aventura, como aquellas en las que vemos a los coches subidos en rudimentarias canoas para cruzar ríos, coches completamente hundidos o siendo asistidos por helicópteros.


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