La que lió el Grupo Volkswagen con sus motores diésel trucados en Estados Unidos ha sido de épicas proporciones. El tiempo parece que está curando las heridas del Dieselgate, pero parece que los consumidores americanos le han hecho la cruz a este tipo de mecánicas. Prueba de ello es que los pocos fabricantes que las siguen vendiendo están siendo investigados o incluso están pensando en retirar de sus gamas las versiones impulsadas con este combustible.
Dentro de las marcas europeas las que más apostaron por las mecánicas diésel han sido Audi, Volkswagen y Mercedes-Benz. A las primeras les ha salido la cosa rana y a la firma de la estrella por ahora bien. Sin embargo, desde que estallara el escándalo se han visto salpicados por él y para evitar problemas han tomado la siguiente decisión. Según han comunicado los responsables de la marca para los Estados Unidos dejarán de comercializar estas motorizaciones.
Estos bloques no representan un elevado porcentaje de ventas, pero se han ganado una buena imagen. Sin embargo, las autoridades del país están, cada vez, cerrando el cerco a estas motorizaciones, pues sus consumos y emisiones declaradas todavía se alejan de las reales. Si quieren cumplir con estos estándares deberán gastar elevadas cantidades de dinero que no son fáciles de reembolsar pues sus bajas ventas no la hacen viable.
En sustitución de sus mecánicas diésel, BlueTec, han decidido apostar fuerte por sus versiones híbridas. Actualmente Mercedes-Benz ya vende las variantes híbridas de los Clase C, Clase S y GLE con relevante éxito. Para mejorar la penetración de esta familia la firma de la estrella ha comunicado que se irán introduciendo nuevos modelos impulsados con este tipo de tren motriz. Además, hay que tener en cuenta que la nueva familia de modelos eléctricos llegará al mercado a inicios de la próxima década, haciendo que sus posibilidades de éxito se incrementen en los Estados Unidos.