En marcha
El motor, como ya imaginaréis se quedaba algo corto para la apariencia del coche. Si he de destacar algo de él es la suavidad. De hecho, como traía el sistema de arranque sin llave “Keyless-go” ni siquiera me percaté de que el monitor que me acompañó durante toda la prueba había arrancado el coche mientras yo curioseaba.
El cambio automático de 5 velocidades no destaca por nada especialmente, pero es agradable en conjunto, más enfocado hacia el confort que hacia la deportividad. Tiene dos programas diferentes, C y S. La “C” es la posición de funcionamiento habitual y la “S” de vocación más deportiva… esto en teoría, porque en la práctica no noté apenas ninguna diferencia. Lo único que pude apreciar es que en la “S” cuando dejabas de acelerar el coche esperaba unos instantes más antes de engranar marchas superiores. Esta tendencia a buscar siempre la marcha más larga en retenciones me acabó resultando algo cansina por carreteras viradas, y para colmo en posición secuencial tiene una excesiva tendencia a pensar por si mismo con lo cual casi mejor olvidarnos y dejarlo siempre en automático. Afortunadamente, entre cambio y cambio no tiene mucha interrupción en la entrega de potencia.
En autovía este Mercedes funciona como uno se espera de un coche de esta marca. Suavidad, silencio y aplomo. Ni siquiera los desproporcionados neumáticos se hacen notar en nuestros oídos. El motor dotado de compresor recupera mejor de lo que esperaba, incluso a partir de ciertas velocidades y la suspensión variable encuentra aquí su punto óptimo de funcionamiento. Se nota que éste es su hábitat natural.
El camino de vuelta por una carretera de montaña tampoco se le atragantó al Mercedes State. La rápida dirección unida a los neumáticos de perfil bajo ofrecen una agilidad y precisión sorprendente, con una deriva casi inexistente. Es aquí donde se nota más la carencia de potencia del motor, ya que ni proponiéndomelo conseguí que la zaga deslizara…siquiera un poco, a base de gas. Tampoco ayuda el cambio automático a desenvolverse en este terreno, ya que hay que evitar pisar a fondo y activar la función “kick-down” (sistema que tienen ciertas cajas automáticas que desciende una o más marchas inmediatamente para extraer la máxima potencia cuando se pisa a fondo), haciendo que el coche cambie de marcha a la salida de la curva. La excesiva tendencia a pensar por sí misma me hizo desistir una vez más de llevarla en modo secuencial.
No obstante, pese a esto, este familiar vestido de deportivo rodó muy bien por la carretera de montaña. Se nota el buen trabajo de puesta a punto de las suspensiones, que curiosamente parecían ir más blandas que por la autovía, tragándose casi todas las irregularidades del suelo.
Me quedé con ganas de probar el modelo equipado con el cambio 7G-Tronic, por ver su funcionamiento en el potente motor Diésel de 224 CV. Por desgracia para mí, la persona que estaba probando ese coche se alargó demasiado y se nos hizo tarde. Otra vez será…espero.
Precios
Los precios del Mercedes C State van desde 35.400 € hasta 52.350 € a precio de tarifa, con lo cual se puede decir que es un coche caro, en comparación con la competencia. Hay que tener en cuenta el abundante equipamiento que tiene y la imagen de marca, que evidentemente se paga.
Concluyendo
Un coche muy atractivo para todos los sentidos. Puede decirse que hará las delicias de aquel quiere comprarse un familiar de cierto nivel de representación, y que en ocasiones va a disfrutar de cierto dinamismo pero sin pasarse. Aunque Mercedes ha pretendido dotar de carácter a su nueva clase C, si buscas deportividad a raudales te estás equivocando de coche. Si lo que quieres es un familiar de gran calidad y que permita ciertas alegrías al volante, este es tu coche…si lo pagas, claro.