Prueba Mercedes GLE 300 d 4Matic 245 CV

Todo cambió tras la llegada del primer Mercedes ML. El mercado del SUV comenzaba a recibir sus primeros integrantes y aunque la primera intención de este modelo era conquistar tierras estadounidenses, las cosas en Europa comenzaban a cambiar. BMW no tardaba en responder y lanzaba su primer X, el BMW X5. El Audi Q7, por su parte, tardaría algunos años más en llegar. Unos veinte años después el de Baden-Wurtemberg presenta su cuarta generación, un SUV de lujo que analizamos en estas líneas gracias a la cesión de Mercedes Automoción del Oeste en su concesionario de Badajoz. Bienvenidos a la prueba del Mercedes GLE 300 d 4Matic.

Hace más de dos décadas la marca de la estrella decidía lanzar al mercado su primer SUV. La compañía con sede en Stuttgart sabía hacer todoterrenos, el Clase G daba buena cuenta de ello, pero no tenía un modelo capaz de llevar a sus ocupantes de manera cómoda en carretera, con la sofisticación propia de la marca y con matices de la personalidad de las berlinas tradicionales. De esas premisas nacería el que hoy conocemos como Mercedes GLE y siempre hemos tenido en la mente como “el ML”. Un SUV que vuelve con un diseño deportivo con el que no pierde su irrebatible carácter premium.

Con más batalla y más atractivo

La Clase M ha estado siempre considerada como pionera y referente entre los SUV premium del mercado. Gracias a las medidas que ahora reza la cuarta generación consigue aumentar en 80 mm. la distancia entre ejes, ofreciendo como gran atractivo una fila de asientos extra para completar un habitáculo de hasta siete plazas. En sus cotas nos encontramos con una longitud de 4.924 mm., una anchura de 1.947 mm. y una altura de 1.797 mm. Con estos números su posicionamiento es sencillo dentro de la gama del fabricante alemán, situándose a medio camino entre el Mercedes GLC y el Mercedes GLS, este último el SUV más grande de la familia.

Dicho sea de paso que no soy un enamorado de los SUV, el Mercedes GLE en sus anteriores generaciones nunca ha conseguido llamar mi atención. Por supuesto, la versión Coupé sí lo ha hecho, aunque eso es como decir que el traje rojo que llevó Leo Messi en la edición del “Balón de Oro” de 2013 te había sorprendido. En cambio, el diseño del renovado SUV me ha gustado, tanto que puedo decirte que es de los todocaminos de lujo que se venden actualmente que más me gustan estéticamente.

Su frontal pierde músculo pero gana en fluidez de líneas y estilo. Lo más destacado son sus pilotos, más estrechos y horizontales pero también muy marcados. La gran calandra vuelve a tomar protagonista, sobre todo en versiones AMG con acabado diamante, además de las grandes tomas de aire que toman el trabajo de muscular la zona. También, contamos con un enorme capó con nervios incluidos y contornos en acabado cromado. Gracia a este nuevo frontal, y la ayuda de otros elementos, el SUV alemán ofrece la mejor marca de su segmento en lo referente al coeficiente de resistencia aerodinámica, con un Cx de 0,29 (0,32 en su predecesor).

En el perfil encontramos el rasgo más característicos de la Clase M «de toda la vida», el pilar C invertido y la prolongación de la luneta trasera hacia el lateral. La cuarta generación mantiene este detalle y nos sigue ofreciendo una gran superficie acristalada, limpieza en el perfil y llantas de varios diseños y tamaños. En nuestra unidad de prueba nos encontramos con unas llantas firmadas por AMG de 20 pulgadas y cinco aspas, las clásicas de los modelos que cuenta con paquete firmado por la división deportiva. La línea de cintura es alta, los pasos de ruedas siguen marcados y la caída de la luneta trasera está un “pelín” más inclinada.

La zaga también cambia y es aquí donde encuentro el mejor trabajo de diseño en comparación con la generación saliente. La tercera generación nos enseñaba una parte trasera demasiado cuadrada y poco estilizada, parecía la puerta de un “Corte Inglés”. Ahora nos topamos con unos pilotos afilados, también más estrechos, unos pronunciados pasos de rueda y dos salidas de escape bien integradas en la pieza cromada que en este caso también son falsas. Vaya por dios…

Interior con “extra” de todo

Lo primero que me encuentro al entrar en el habitáculo del Mercedes GLE es dificultad. Sí, el entrar no es tan fácil como parece dada la altura que obliga a flexionar notablemente la cadera y los asientos AMG con su pronunciado ajuste dorsal. No me he subido a las versiones sin acabado AMG aunque creo que son los asientos los que perjudican la entrada. Eso sí, una vez ajustados en ellos la sensación de agarre es destacada, algo de agradecer en carretera de curvas con coches de estas dimensiones.

Una vez dentro el nuevo SUV de Mercedes nos recibe de manera soberbia. La ya clásica doble pantalla de 12,3 pulgadas es el mayor atractivo del habitáculo y en el Mercedes GLE se encuentra mejor integrada que en otros modelos de la firma. La calidad percibida es destacada y los materiales son blandos y de buen tacto en la mayor parte del salpicadero. Por supuesto, contamos con sistema de asistencia MBUX, tecnología estrenada en el Mercedes Clase A W177, además de con un sistema de control por voz. A la voz de “Hey Mercedes” podemos gestionar elementos como la apertura del techo panorámico practicable o el sistema multimedia.

Bajo la pantalla táctil de la consola central, situada en altura correcta para la visión del conductor, encontramos un espacio limpio con poca botonera y detalles en plata. El túnel de transmisión está bien rematado, un espacio en donde el acabado en cuero se mezcla con el tratamiento negro piano. No es la mejor idea colocar este material tan sucio en un sitio que estamos constantemente tocando, aunque es cierto que alegra la zona y es un recurso muy utilizado en la nueva hornada de vehículos. Aquí mismo está instalado el Touch Pad de Mercedes de nueva generación que se presenta en una pieza plana, mucho más acertada que la anterior que, en mi caso, solo me servía para apoyar la mano.

Si quieres espacio para colocar tus enseres personales en este interior tienes de sobra. En el mencionado túnel de transmisión tienes un primer hueco para dejar el móvil que puedes cerrar, y tras la botonera un baúl de gran cubicaje en el que dejar el resto de objetos. En las filas traseras tendremos el respaldo del tercer asiento que las hace también de apoya brazos y en el que podemos dejar bebidas, por no hablar de las los espacios de cada puerta pensados para esto mismo.

De los más espaciosos

El Mercedes GLE de nueva factura cuenta con 69 mm. de espacio adicional para las piernas de los pasajeros de la segunda fila y 33 mm. extra de altura para la cabeza. Con mi altura, que supera el 1.80 metros, me he sentido cómodo incluso en la butaca central. Si bien, es cierto que este tercer asiento cuenta con peor mullido y menos espacio para la espalda. Pero, comparado con el del Volkswagen Touareg o el BMW X5, he podido colocar las piernas de mejor manera gracias a un túnel de transmisión menos intrusivo.

El maletero del modelo teutón puede ser de hasta 825 litros con configuración de cinco plazas, espacio que aumenta hasta 2.055 litros con la segunda fila de asientos abatida. Con estos números se coloca como uno de los SUV con mayor capacidad máxima de maletero. El portón eléctrico, de apertura eléctrica, nos deja una boca de carga de las más amplias y regulares del segmento, quedándose a una altura correcta. Las formas del baúl, por otro lado, son igualmente muy aprovechables.

Motores desde cuatro cilindros

La gama mecánica del nuevo Mercedes GLE se inicia en un motor diésel de cuatro cilindros para pasar a bloques de seis tanto con combustible gasolina como diésel, todos con tracción total 4Matic. El tetracilíndrico del que hablamos, que por cierto se esconde bajo la piel de nuestra unidad de pruebas, se denomina GLE 300 d y cuenta con 245 CV. Por encima de él se venden los GLE 350 d y 400 d de 272 y 330 CV respectivamente, ambos con motor de seis cilindros diésel. En las variantes gasolina encontramos al GLE 450 que monta un seis cilindros con microhibridación para ofrecer 367 CV y el presentado hace unos meses Mercedes-AMG GLE 53 4Matic+ de hasta 435 CV.

Mercedes GLE 300 d, diésel y tetracilíndrico

Aunque puede dar lugar a engaño, el Mercedes GLE 300 d no monta un motor de 3.0 litros y seis cilindros, la versión de acceso se conforma con un cuatro cilindros en línea de 2.0 litros de cubicaje en posición delantera longitudinal con el que desarrolla 245 CV. Esta controvertida elección puede a priori parecer un hándicap, aunque si analizamos los datos que nos cede el fabricante quizás no lo sea tanto. Esta versión anuncia una aceleración de 0-100 km/h en solo 7,2 segundos, declarando además un consumo medio de 7,2 l/100 km. Un Volkswagen Touareg V6 TDI de 231 CV, por ejemplo, anuncia un mayor consumo con menos potencia y peores prestaciones.

Pero claro, el papel es el papel, y para saber si este bloque de cuatro cilindros está a la altura de lo que se le exige no podemos analizarlo en parado. El Mercedes GLE 300 d, como decimos, desarrolla 245 CV y un par de 500 Nm a 1.600 rpm. Por cierto, gracias a la utilización de aluminio en diversos ajustes del vehículo y en el motor se consigue reducir el peso total del vehículo, aunque sigue siendo alto con una cifra de 2.165 kg. a la báscula. ¡Arrancamos!

Y en términos de aceleración y comportamiento del bloque de cuatro cilindros el resultado es satisfactorio. El motor del GLE 300 d empuja con poco miedo, te permite conducir de manera relajada sin demanda de potencia. En carretera nacional con tráfico denso y continuos adelantamientos no he tenido sensación de falta de potencia, con una respuesta alegre al golpe de acelerador. En conducción dinámica, a partir de las 2.500 vueltas, el motor será más ruidoso, pero dado el adecuado nivel de insonorización no llegará a ser molesto.

Entre algodones

En condiciones normales a este SUV no le importan demasiado las más de dos toneladas que empuja. En cambio, en conducción deportiva, sí le importan y mucho, a él y a mi cuerpo. Esto es así porque en carreteras reviradas si es fácil sentir que es un todocamino pesado y que no devora las curvas como una berlina o como otros rivales directos. Su altura, de casi 1,8 metros, y su peso, de más de 2,1 toneladas, penaliza la conducción dinámica. En este sentido he notado al Mercedes GLE menos dinámico que sus rivales los BMW X5, Volkswagen Touareg o Porsche Cayenne, pero más cómodo y confortable que todos ellos. El equipo de suspensión y su chasis aportan seguridad pero sobre todo te llevan del punto A al B entre algodones.

El resto de elementos que configuran la conducción viajan en el mismo sentido, hacia el confort. La dirección no es demasiado directa, necesitas recorrer kilómetros para encontrar el feeling con ella. El pedal del freno tarda en morder, con un tacto blando en la primera presión. La caja de cambios 9G-Tronic, por su parte, de nueve relaciones y convertidor de par, también quiere hacer de tu viaje una experiencia relajante, con suavidad en los cambios y apenas percepción de ellos. Gran parte de la buena impresión que nos deja el propulsor es culpa de esta transmisión, la cual reduce con rapidez y gestiona el par de manera correcta.

Sigue siendo un ML

Pese a que la configuración de esta unidad de pruebas tiene firma AMG las llantas me dejan un perfil adecuado. Y es que, en mi opinión, “calzar” con llantas de bajo perfil a un SUV es como llevar en pleno invierno un abrigo de plumas sin mangas. Un SUV debe estar preparado para salir al campo, al menos un SUV de más de 60.000 euros (también lo veo así aunque te gastes la mitad), a no ser que sea un todocamino con apellido Coupé o tenga un claro enfoque deportivo. Si no es así no veo justificación en el mundo real a este desembolso.

Y en el apartado off-road el Mercedes GLE 300 d 4Matic tiene un claro hándicap respecto al resto de versiones, la ausencia de reductora. El GLE de cuatro cilindros cuenta con un sistema que reparte la fuerza entre los dos ejes en una proporción fija de 50:50, equipamiento que no encontramos en los más potentes. En el resto, nos beneficiamos de un sistema capaz de distribuir el par de manera continua entre los dos ejes mediante un embrague multidisco, contando además con una reductora, sistema que no tienen la mayoría de sus rivales.

En la práctica, el Mercedes GLE 300 d con su tracción total se comporta de manera adecuada en carreteras rotas o caminos de tierra. La suspensión absorbe bien las regularidades con excepción de algunos rebotes molestos. He circulado siempre en tramos de dificultad media-baja, sin barro ni pendientes demasiado pronunciadas. Pese a ello, sí me he encontrado con ángulos complejos y terreno deslizante. En estas situaciones la tracción a las cuatro ruedas ha trabajado de manera correcta, sin pérdidas comprometidas de adherencia, y en las que no hemos rozado los bajos en grandes desniveles.

De la misma manera es interesante que os cuente que contamos hasta con tres tipos de suspensiones. Inicialmente tenemos la de serie con muelles helicoidales y amortiguadores sin posibilidad de ajuste (equipada en nuestra unidad de pruebas); y en opción una con muelles neumáticos y amortiguadores controlados electrónicamente; y otra también opcional con capacidad para controlar de manera independiente los elementos elásticos de cada rueda (E-Active Body Control).

Contenido en consumos solo en carretera

Si el Mercedes 300 d tiene algo que el resto no tiene es un motor pequeño, y eso debe beneficiarle en comparativa de consumos. En nuestra prueba hemos terminado con un consumo medio de 7,7 l/100 km., cercano a los 7,2 l/100 km. oficiales. En carretera nacional hemos conseguido quedarnos por debajo de los 6 l/100 km en un viaje de más de 300 km., nada mal para su peso. Los valores medios quedan muy perjudicados por la conducción urbana, con un resultado en nuestra prueba en ciudad de unos 11 l/100 km.

Si bien, es cierto, que el bloque de seis cilindros del 350 d es un motor, además de más potente, más refinado y con una curva de par más interesante. En carretera, a velocidades altas puede que notes sus casi 30 CV extras, pero no será así en la mayoría de casos, o al menos no lo notarán gran parte de sus conductores. En el apartado de consumos el 300 d gasta casi 1 litro menos en comparación con el gasto medio del 350 d, números a tener en cuenta si buscas un SUV rutero. En el de precios les separan unos 8.000 euros. Por todo ello, la única justificación clara que le encuentro al esfuerzo económico por el 350 d o el 400 d sería una cuestión de ajustes mecánicos, dado que el 300 d no cuenta con reductora ni tracción inteligente.

No quiero cerrar la prueba sin señalaros algunos elementos destacados en el apartado tecnológico del Mercedes GLE. Entre otros destaca el sistema Energizing, tecnología que controla varios elementos de confort del vehículo al mismo tiempo como el climatizador, la música o la función masaje de los asientos para adaptarlos al estado de ánimo del conductor. En ayudas a la conducción encontramos el sistema LiveTraffic, el cual reconoce retenciones o tráfico lento mediante información que consigue a través de internet para reaccionar a estas situaciones reduciendo automáticamente la velocidad.

Precios Mercedes GLE

Motor Cambio Tracción Precio
Motor Cambio Tracción Precio
GLE 300 d 4Matic AT 9v Total 67.500€
GLE 350 d 4Matic AT 9v Total 75.299€
GLE 400 d 4Matic AT 9v Total 85.300€
GLE 450 4Matic AT 9v Total 80.100€

Opinión del editor

Mercedes GLE 300 d 4Matic
  • Valoración del editor
  • Puntuación 4.5 estrellas
€67.500 a €85.300
  • 80%

  • Mercedes GLE 300 d 4Matic
  • Reseña de:
  • Publicado el:
  • Última modificación:
  • Diseño exterior
    Editor: 90%
  • Diseño habitáculo
    Editor: 95%
  • Plazas delanteras
    Editor: 95%
  • Plazas traseras
    Editor: 90%
  • Maletero
    Editor: 90%
  • Mecánica
    Editor: 80%
  • Consumos
    Editor: 85%
  • Confort
    Editor: 95%
  • Precio
    Editor: 80%

Pros

  • Confort
  • Espacio
  • Tecnología

Contras

  • Limitación off-road del 300 d
  • Precio
  • Consumos en ciudad

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