Mucho, demasiado tiempo ha tardado Renault en aprovecharse del tirón de ventas de los SUV compactos. Ha sido junto con la alianza Nissan, de la que ha recogido buena parte del savoir faire, con la que ha lanzado su nuevo Renault Kadjar, un modelo que llega para afianzar la marca en el mercado, una marca que, según nos cuentan, tiene verdadero sentimiento entre el público, que añoraba un coche de estas características entre sus filas.
Así, producto de una necesidad, tanto de los clientes como de la propia marca, nace el Kadjar, un SUV de espíritu aventurero nos cuentan, un SUV que comparte hasta el 60% de sus piezas con el Nissan Qashqai, aunque sólo un 5% son visibles para el usuario. Es también más grande y habitable. En otras palabras, un rival directo de su propio hermano que ponemos a prueba en su presentación.
Genes Renault
Tiene un ligero aire al Qashqai, pero este Renault Kadjar ha sabido jugar sus cartas para distanciarse lo suficiente del, hasta ahora, líder de la categoría. Tiene genes Renault, de la nueva Renault que estrenara el actual Clio, con un frontal con personalidad a base de una parrilla fina pero envolvente y un logotipo de gran tamaño. La iluminación diurna es LED y puede pasar a LED completa con un paquete opcional.
Es también más largo que el Qashqai, mide 4,44 m de largo, 1,83 m de ancho y 1,60 m de alto. La trasera es la que tal vez más personalidad tenga, con unos pilotos rasgados tridimensionales y tecnología LED. El voladizo trasero es alargado y no se han buscado caídas de techo tipo coupé, pero sí un aspecto campero que nos brinda una altura libre al suelo de 20 cm y unos bajos protegidos por plástico negro. Las llantas de 17 pulgadas de nuestra unidad pueden llegar hasta las 19 pulgadas en las versiones más equipadas.
Interior sencillo
El interior de Renault Kadjar es sencillo en términos generales. Es bastante clásico en cuanto a composición, aunque eso no signifique que sea atractivo. De hecho, juega con la carta de la ergonomía, con un diseño sencillo en el que es fácil encontrar prácticamente todo. Excepto el control de crucero y limitador que, como buen Renault, va en la parte trasera de la consola central.
El salpicadero se diseña claramente para el conductor, sin simetría, aglutinando todos los controles en la parte central y sin caer en el exceso de introducir los mandos en la pantalla central táctil que, en nuestro caso, muestra un sistema multimedia R-Link de nueva generación con pantalla multitáctil. Su funcionamiento es intuitivo y sencillo, aunque no estaría de más que fuera colocada en una posición más alta.
La calidad general es bastante buena, con material mullido en las zonas superiores y plásticos más duros en las zonas más discretas. Al tacto, desde luego, gana muchos enteros frente a otros modelos Renault. Como detalle, el cuadro de mandos es completamente digital, lo que permite personalizar su aspecto según varios temas predeterminados y, además, cambiar el color de fondo de cada uno de ellos. Curiosas las molduras que contornean los aireadores, texturizadas, coloridas y a simple vista con aspecto de lija.
Habitabilidad
El Renault Kadjar puede presumir de ser un coche muy habitable. Las plazas delanteras son amplias y cuentan con asientos cómodos con una posición erguida y elevada propia de un SUV. El pasajero, además, disfruta de un agarre en la consola central que, sumado a un detalle de diseño, le sirve para sujetarse en caso de realizar alguna escapada fuera del asfalto.
Atrás la norma es el espacio, con tres asientos, dos de ellos bien definidos. Las cotas de altura y espacio para las piernas son bastante buenas incluso para personas de gran altura, mientras que en anchura a menos que los pasajeros sean corpulentos no habrá demasiado problema. Eso sí, el asiento central no es especialmente cómodo. Para los que opten por el techo de cristal, éste no se abre de ninguna manera y resta algún centímetro para la cabeza.
El maletero obtiene una muy buena cifra, 472 litros de capacidad. Las formas son regulares y la altura de la boca de carga adecuada, aunque alta, pero se trata de un coche alto por naturaleza. El portón del maletero no tiene apertura eléctrica y, bajo el piso del maletero hay un doble fondo con una plancha que permite modular el espacio interior.
En marcha
El Renault Kadjar llega a España de momento con 3 mecánicas, dos diésel y una gasolina. Los diésel son los 1.5 dCi de 110 caballos y 1.6 dCi de 130 caballos de potencia. Este último puede ir asociado a un sistema de tracción total. El modelo gasolina es un 1.2 TCe 130 caballos que ya probamos en el Mégane.
Nosotros, en esta presentación, sólo pudimos ponernos a los mandos del Kadjar dCi 130 CV con tracción total, una buena opción para los que esporádicamente salgan al campo, como pudimos comprobar en nuestra ruta. El motor se muestra dócil y poco notable en cuanto a sonido en prácticamente toda situación. No pudimos comprobar qué tal se comportaba en frio. Las vibraciones son otro tema muy conseguido en este conjunto.
Las prestaciones para este coche son adecuadas y su funcionamiento sólo peca de una respuesta muy pobre por debajo de unas 1.700 vueltas. Casi hay que hundir el pedal para que reaccione, aunque bastará con reducir una marcha para mantener el coche vivo en su rango óptimo. Por otro lado, estirarlo más allá de unas 3.500 vueltas no es demasiado recomendable pues el motor se desinfla sólo obtenemos mayor consumo y mayor ruido.
La caja de cambios es siempre de 6 velocidades, de tacto muy agradable y preciso. La sexta marcha busca un consumo reducido a altas velocidades y convine reducir alguna marcha para realizar adelantamientos rápidos. El consumo, como suele ser habitual en estas pruebas, no es relevante pero sí indicativo. Obtuvimos una media entre 6,5 y 7 l/100 compartiendo tramos de carretera, autovía y tierra y sin mirar el ahorro de combustible.
Cómodo pero no torpe
El Renault Kadjar no es un SUV deportivo, de hecho sorprende que en la presentación ninguno de los responsables mencionara la palabra deportivo para su coche, algo muy habitual. Efectivamente el Kadjar no es un coche de talante deportivo, como debe de ser, pues busca maximizar el confort a través de unas suspensiones que filtran muy bien las irregularidades. Eso sí, no por ello es torpe o se muestra débil en carretera.
Precisamente, la mayor pega en este terreno viene de la dirección. Tiene un peso agradable y un tacto bastante directo pero no transmite ningún tipo de sentimiento ni información a las manos del conductor, lo que evita que rodemos a ritmo alto con plena confianza. En todo caso, como antes decíamos, rodar a ritmo alto en el Kadjar no es una opción acertada por planteamiento.
Es, por tanto, un coche cómodo con el que rodar sin mayores preocupaciones largas distancias. Su espacio interior y su puesta a punto hacen de él un coche muy rutero con el que, además, tenemos unas posibilidades bastante acertadas para salir del asfalto y plantearse una pequeña ruta off road.
Maduro en off road
La práctica totalidad de SUV se parecen a un adolescente, una persona que se viste por y para agradar al resto, incluso llevarse alguna mirada, pero con un ropaje poco adaptado a cambios. Como el que sale con zapato y pantalón estrecho y surge un partido de fútbol en la playa. El Renault Kadjar, sin ser un pleno deportista se mantiene firme y apto para circular fuera de la carretera con ciertas garantías.
Sus 20 cm de altura libre al suelo es una de las razones, aunque los ángulos de entrada y salida, 18 y 25 grados respectivamente, no son especialmente lúcidos. Aquí salva la situación una suspensión que sigue filtrando bien las irregularidades, sin convertir el coche en un aparato incómodo que entre bote y bote parezca que vaya a caerse el salpicadero. Ahora bien, hay que tener en cuenta que agradece las pistas y caminos sin excesiva dificultad, no hablamos de trialeras.
Adicionalmente podemos equiparlo con un sistema de tracción total con tres modos: 2WD, 4WD Auto y 4WD Lock. El primero de ellos fuerza la tracción delantera, mientras que el segundo prioriza la tracción delantera y calcula cuándo es necesario pasar a tracción total. El modo 4WD Lock bloquea el diferencial para obtener un reparto continuo de 50/50 en ambos ejes. Se desconecta automáticamente a partir de 40 km/h.
En nuestra ruta off road pudimos comprobar que el Kadjar se defiende bien en pistas forestales sin demasiada dificultad. La primera parte de recorrido estaba muy rota y en ningún momento rozamos los bajos. Por otro lado, el sistema de tracción total se encargaba de repartir el par entre las 4 ruedas a la hora de arrancar en pendientes con poca adherencia o piedras sueltas. En definitiva, lo justo y necesario para un coche de carácter campero.
Los que no necesiten expresamente de la tracción total, Renault pone a su disposición el Kadjar X-MOD. Es una versión que ya conocemos en otros modelos que, en conjunción con el control de tracción, a través de diferentes modos podemos conseguir una tracción adecuada al tipo de terreno. Funciona en el eje delantero y permite que las ruedas deslicen más o menos según el tipo de terreno.
Como conclusiones podemos advertir que el Renault Kadjar es un coche para todo. Lo hace bien en todos los aspectos, sin destacar en deportividad, en calidad o en prestaciones todoterreno. Sí lo hace en espacio interior y modularidad, uno de los puntos clave a la hora de la compra. El Kadjar está a la venta en España a un precio que parte de los 19.850 euros para el acabado Life con motor TCe de 130 caballos.