Tras hacer un breve repaso de la gama del Suzuki Kizashi que hemos manejado esta semana pasada, ahora vamos a entrar en todos los detalles relativos al interior y al exterior de esta berlina.
Si por algo se diferencia el Kizashi del resto de berlinas del segmento D es por su imagen. Tiene un aspecto deportivo gracias a las enormes llantas de 18”, los estribos y unos paragolpes muy envolventes, que en la parte trasera culminan con dos colines de escape falsos (por dentro se ven los tubos reales) que quedan de vicio. La línea de cintura elevada ayuda a conseguir esa línea deportiva. Sin duda un Suzuki Kizashi sin las taloneras, el pequeño spoiler de la tapa del maletero, los paragolpes y con llantas más pequeñas no entraría tan bien por los ojos. Luego es un coche que en determinados colores resalza más su deportividad. El azul de la unidad de pruebas no es el que a mi mas me gusta, sin duda un rojo o blanco hubiese hecho girar muchas más cabezas por la calle, con el azul, el gris oscuro o el negro pasa más desapercibido entre los Pasta y los Insignia. Además, con 4,65 metros de longitud es un coche más pequeño que todos sus rivales y tiene un aspecto bastante compacto, en parte gracias también a su diseño.
Las puertas del Kizashi tienen unas dimensiones que nos facilitan el acceso a cualquiera de las plazas, y las únicas pegas van dirigidas al capó y al maletero. El primero es bastante pesado (no es de aluminio) y se sujeta con la vetusta varilla de toda la vida. La tapa del maletero, que si es ligera, deja acceso a un maletero que si bien no es pequeño, tiene una boca de carga un tanto alta y de dimensiones reducidas para meter grandes bultos.
Todavía sin pasar al interior he de hacer mención a una anécdota relativa a la apertura del depósito de combustible. Será que soy muy nuevo en esto, pero aún no habia visto un coche en el que la portezuela del depósito se abriese pulsando por la parte interior de esta (ver foto). Nada más recoger el coche del departamento de prensa de Suzuki fui a repostar y acabé quitándome del surtidor porque no encontraba la forma de abrir el depósito, así que tuve que ayudarme del manual de propietario. Luego, descubrí las gasolineras de prepago. De paleto total, vaya.
Y volviendo al hilo, toca repasar el interior del Kizashi. Al abrir la puerta nos recibe un interior totalmente tapizado en cuero negro de bastante buena calidad al tacto. Incluso en gran parte de los paneles de las puertas lo encontramos, lo que se agradece a la hora de apoyar los brazos. Por lo demás se ve que es un coche japonés. Es bastante sobrio y hay plásticos duros en abundancia. Los blandos quedan solo reservados a la parte central del salpicadero. Destacar que en cualquier caso, los plásticos no son desagradables al tacto y que los ajustes son muy buenos. Además, en esta unidad en concreto, con 2 años y 20.000 kilómetros a sus espaldas no se oía el más mínimo crujido o grillo. Todo augura a que el interior del Suzuki Kizashi va a envejecer bien, algo habitual en coches del Japón.
Después de toquetear todo toca aposentarse en el asiento del conductor, con múltiples regulaciones eléctricas y calefacción en tres fases. El volante es regulable en altura y profundidad por lo que rápidamente encontraremos una posición cómoda. Con respecto a los asientos, recogen bastante bien el cuerpo y el cuero no es muy deslizante, por lo que los pasajeros no van a dar más tumbos de los necesarios.
En la parte central del salpicadero tenemos los aireadores, bajo los cuales está la radio (con un display un tanto ochentero). Más abajo está toda la botonera relativa a la climatización. A la izquierda del volante encontramos varios botones (apertura del maletero, lavafaros, control de tracción, antinieblas delanteras y tracción 4×4 de equiparse). En las puertas están los mandos del elevalunas (automáticos los dos delanteros en el lado del conductor).
En el coche hay grandes bolsas portaobjetos en las cuatro puertas y diversos huecos en el apoyabrazos central delantero y en la consola, a la altura de la palanca de cambios. Junto al freno de manos tenemos dos generosos posavasos, que también son útiles como portaobjetos (yo llevaba el movil, las llaves, cartera…) La guantera tiene una dimensiones acertadas y está iluminada. Al contrario que en el Peugeot 508, en un Kizashi puedes vaciarte los bolsillos.
En el volante tenemos mandos para manejar el equipo de sonido, el Bluetooth (que para configurarlo tuve volver a acudir al manual del propietario), el control de crucero y el ordenador de abordo. Todos los botones están muy accesibles y el manejo es intuitivo. Tras este tenemos el cuadro de relojes, con velocímetro y cuentavueltas de fácil lectura y marcadores de temperatura de agua y nivel de combustible. En el medio hay un display LCD donde ver la autonomía, el consumo medio e instantáneo o los cuentakilómetros parciales. Hay algunos digitos bastante pequeños y que muchas personas no podrian leer «sin poner caras extrañas». Un detalle horrendo es el mando del reostato de la iluminación interior. Han debido cogerlo de un Suzuki Wagon R noventero.
Ya en las plazas traseras veremos que hay sitio suficiente para las piernas y en anchura para que dos adultos viajen cómodos. El único problema es la estatura, la gente alta que viaje erguida (algo no del todo habitual) podría tocar con el pelo o incluso la cabeza en el techo. El «recéptaculo» del techo solar practicable contribuye a que la sensación en las plazas traseras sea más «claustrofobica». A destacar de las plazas traseras los aireadores, el poyabrazos entral con posavasos y acceso al maletero y los reposacabezas abatibles, que mejora notablemente la visibilidad por la luna posterior cuando viajamos sin gente atrás.
Mañana continuará la prueba de este Suzuki Kizashi, y llegaremos a lo más importante, a arrancar el motor de gasolina y empezar a rodar kilómetros uno tras otro. Te esperamos, y recuerda que si tienes alguna duda relativa al Kizashi solo tienes que plantearla, responderemos encantados.
Para saber más sobre el Kizashi:
- Gama
- En marcha
- Conclusión