El sector del automóvil está viviendo un momento único. La electrificación ha obligado a las marcas a dar el paso para renovar sus gamas y, en esta transición, muchos modelos míticos morirán sin un sucesor. Esto pasará en el caso de deportivos, todo terrenos o berlinas tradicionales de tres volúmenes. El mejor ejemplo de que una era está en el fin de sus días es el reciente Chrysler 300C 6.4L HEMI. Y decimos reciente por su motor, que no por su vida…
Como bien sabes, la llegada a su catálogo de la versión 6.4L HEMI supone su fin. El próximo año 2023 será el momento de su adiós y para ello en la casa del pentágono «estrellado» han querido despedirlo como se merece. Y la mejor forma era lanzando al mercado la versión más potente, incluso que el SRT que hubo antaño. De hecho, le bastó un puñado de horas para agotar la producción anunciada. Y ahora se sabe porqué no es un Hellcat…
Al parecer, el Chrysler 300C 6.4L HEMI era la única opción ante la falta de motores Hellcat…
Como bien sabéis, Dodge lleva varios años comercializando el motor 6.2L V8 HEMI Hellcat dotado de un sistema de sobrealimentación que eleva su potencia hasta cerca de los 1.000 CV. De hecho, uno de los últimos que lo equipa es el SUV familiar Dodge Durango SRT Hellcat que tuvo que volver al mercado debido a su éxito. Pues bien, este motor tiene los días contados y su producción tiene fecha de caducidad con un número total acotado.
Según The Drive, esta es la clave por la que el Chrysler 300C 6.4L HEMI no es un Hellcat. Es decir, que no tienen el suficiente número de motores 6.2L V8 HEMI para diversificar su cartera. Dicho de otra forma, en la fábrica tienen tanta demanda que hay un cuello de botella para abastecerla y si sumamos esto a su cese pues no hay que ser un lince para entender que no había posibilidad para ello. Con todo, parece que aún hay cierta esperanza…
Si haces memoria, recordarás que el Grupo FCA puso a la venta el motor Mopar Hellephant 426 de 1.000 CV. Con el Hellcat hizo lo mismo y aún hay unidades disponibles para los que quieran dar un toque más «macarra» a sus Dodge y Jeep. Y ¿Qué tiene en común el Chrysler 300C con el Charger? Pues que son el mismo coche y en su día, y ahora otra vez, el 300C monta un bloque 6.4L V8 HEMI por lo que hacer los ajustes técnicos es algo «fácil»…
Sea como fuere, que el 300C 6.4L HEMI no sea un Hellcat es casi anecdótico. ¿La razón? Su relevo será cien por cien eléctrico y está previsto que vea la luz de cara al próximo año 2026. Por tanto, estamos ante el fin de la era en la que las grandes berlinas yanquis conquistaron el mundo entero, Europa incluida… ¿No fue así…?
Fuente – The Drive