Si hay un modelo reconocido dentro del mercado de automóviles europeo, ese es el Volkswagen Golf. El compacto alemán fue uno de los primeros en tener una variante deportiva, que ampliaba el abanico de posibilidades para disfrutar de sensaciones ágiles y divertidas por un precio comedido, algo que resultó crucial en los años 70, en los inicios del Golf GTI.
Con los años, el Golf se fue haciendo cada vez más potente, llegando incluso a montar motores V6 -como el VR6, que pudieron disfrutar desde la tercera hasta la quinta generación del famoso compacto. Desde 2008, motivado en parte por la crisis económica mundial que tuvo en aquella época, Volkswagen decidió utilizar motores más económicos, pero que mantuvieran esas prestaciones tan radicales.
Desde entonces hasta hoy, los alemanes han utilizado el bloque 2.0 TFSI para dotar al Golf R de potencias que rondaban o superaban los 300 caballos -actualmente, el Golf R cuenta con 310-, pero los de Wolfsburgo quieren más.
«La marca R se está volviendo más radical. Podemos ir más allá con las versiones R, y de hecho, nadie necesita un compacto de 400 caballos, pero es ahí donde entra este tipo de vehículos.» afirmó Jürgen Stackmann, Jefe de ventas y marketing en VW.