Como todos sabéis, la principal función de la batería de un coche es arrancar el vehículo. Si la batería no tiene la suficiente carga, por más que giremos la llave de contacto, el motor de arranque hará girar el motor térmico, pero cada vez con menos intensidad y no será capaz de arrancar el coche. No debe cundir el pánico, pues hay otras opciones para arrancar un coche sin batería.
Seguro que habéis oído hablar de las pinzas o de los arrancadores. En el primer caso, mediante unas pinzas conductoras, conectamos nuestra batería a la de otro vehículo, mientras que en el segundo estamos hablando de una especie de batería portátil que, durante unos segundos, puede darnos la energía suficiente para que nuestro motor cobre vida. En el primer caso, cada vez es menos recomendable porque la electrónica no se lleva demasiado bien con los picos de tensión. También, y más de una vez, habréis visto “arrancar un coche a empujón”.
Con pinzas
El reclamo más habitual, y una herramienta que todos deberíamos llevar en nuestro maletero, son las pinzas. Ponemos un coche junto a otro intentando que las baterías queden lo más cerca posible y procedemos a la conexión. Eso sí, es importante tener el coche con la batería cargada unos minutos arrancado y algo acelerado para que el alternador la “llene” por completo antes de proceder a la conexión.
Por lo demás, la operación es muy sencilla. Conectamos, en este orden, una pinza al polo positivo (marcado con un + y color rojo) de la batería cargada y la otra -del mismo cable- al positivo de la batería descargada. Cogemos el otro cable y amarramos una pinza al negativo (marcado con un – y color negro) de la batería cargada y la otra pinza al chasis del coche con la batería descargada. Ya podemos probar a arrancar el coche.
Una vez arrancado, procedemos a desconectar las pinzas. Para ello, el orden es el inverso, es decir, quitamos la pinza amarrada al chasis, el negativo de la batería del coche que nos cede la carga, el positivo de la batería que estaba sin carga y, por último, la pinza amarrada al polo positivo del coche que nos ha ayudado a arrancarlo.
Ahora, lo mejor es dar una vuelta con él para intentar que la batería tome algo de carga a través del alternador, siendo aconsejable hacerlo por zonas despejadas de tráfico porque podría ser que el motor volviera a pararse. Por supuesto, cuantos menos consumidores activemos (radio, calefacción, luneta térmica, etc), mejor. También hay que tener en cuenta que, si se nos cala (o lo paramos) a los pocos minutos de arrancarlo, es muy probable que tengamos que repetir la misma operación para volver a ponerlo en marcha.
Con arrancador para coche
Existen arrancadores portátiles cuya función es básicamente la misma, cedernos una gran cantidad de energía eléctrica para arrancar un vehículo con la batería descargada. Es un dispositivo muy útil y es con el que nos suelen arrancar el coche sin batería cuando llamamos a la asistencia en viaje de nuestro seguro.
Por tanto, el procedimiento es el mismo. La única diferencia es que el arrancador solo transmitirá su energía cuando lo activemos mediante un botón. Es aconsejable seguir el mismo procedimiento que hemos comentado en el punto anterior para conectar y desconectar el arrancador con el coche sin batería.
A empujón
¿Quién no ha visto arrancar un coche (o una moto) empujándolo? No es el método “más sano” para los vehículos modernos, pero en muchas ocasiones puede sacarnos de un apuro. Eso sí, necesitaremos ayuda y, en ningún caso, debemos intentarlo en vehículos con cambio automático, pues no arrancará y además podríamos dañar la transmisión. En coches modernos con arranque por botón tampoco es posible, porque el procedimiento de arranque obliga a seguir una serie de requisitos específicos, como tener el embrague o el freno pisado.
Para arrancar un coche sin batería “a empujón” debemos estar en un sitio con buena visibilidad, sin tráfico y donde no existan cruces que pudieran suponer un peligro. Además, debemos tener en cuenta que, en caso de fallar y no poder arrancar el coche, podamos detenerlo en una zona segura y sin obstaculizar.
Después de cerciorarnos de que estamos en una zona segura y ya dispuestos a arrancar el vehículo, una o varias personas deberán empujar el coche. El conductor debe poner la llave de arranque en posición de contacto (posición anterior a arranque) y engranar la segunda velocidad con el embrague pisado a fondo.
Una vez vaya cogiendo velocidad, a unos 15 km/h, con la segunda velocidad engranada soltamos el embrague bruscamente a la vez que pisamos el acelerador a tope en un movimiento rápido de pies. El motor ya debería haber arrancado. Una vez realizado este movimiento, y para evitar sustos y tirones indeseados, volvemos a pisar rápidamente el embrague.
Debemos tener en cuenta que, en motores diésel, arrancar el coche de esta forma es más complicado. La relación de compresión del motor es mayor y, además, si el motor está frío y la batería completamente descargada, los calentadores no realizarán su función, por lo que costará mucho más.