Belgrado, año 1979. Miles de personas en las calles cada noche. En aquellos momentos la ciudad estaba bajo los mandos del mariscal Tito; pero no, esas miles de personas no estaban en las calles luchando por acabar con el comunismo que manejaba la antigua Yugoslavia, sino esperando ver un Porsche 911 S Targa de color blanco. ¿Tenía algo de especial ese coche? El coche en sí no, pero su misterioso conductor sí. Y es que, quien recibía el nombre de El Fantasma de Belgrado, llevaba días burlándose del régimen.
Para entender mejor esta historia debemos retroceder unos días más en el tiempo y hablar de tenis. Sí, de tenis. Ivko Plecevic, fue uno de los grandes tenistas de la época. Cada verano volvía de vacaciones a Serbia, su país de origen, aunque residía en Austria como instructor de una escuela de tenis. Se ve que no le fue nada mal con la raqueta, pues era propietario del famoso Porsche 911 S Targa que tanto daría que hablar días después, siendo aún recordado en nuestros días.
El caso es que Plecevic dejó su flamante deportivo aparcado en la puerta de casa el día antes de regresar a Austria pero, al despertar, el Porsche 911 S Targa había desaparecido. Algún amigo de lo ajeno quería exprimirlo al máximo. Esa noche del verano del 79 fue el origen de esta historia y el nacimiento de El Fantasma de Belgrado.
La primera noche varios vecinos vieron como un bello Porsche 911 S Targa recorría las calles de la ciudad a toda velocidad, derrapando y haciendo más bien poco caso a las señales viales, por no decir caso omiso. “Un loco más”, pensarían aquella primera noche. El caso es que, según cuenta la leyenda, el nueveonce salió a derrapar durante varias noches seguidas, lo que empezó a preocupar a las autoridades de Belgrado.