La situación de Opel dentro de General Motors no era cómoda desde hace varios años. La última gran crisis que atravesó el conglomerado americano ya la puso en la picota, pues por los pelos se la venden a Magna Steyr. Con el acuerdo de colaboración que firmaron en el año 2012 entre el Grupo PSA se iniciaron conversaciones que no solo han dado como fruto la creación de los SUV´s Crossland X y Grandland X, sino que ha culminado con la venta de Opel al consorcio francés.
Esta transacción se completó el pasado 31 de julio por un importe de 1.300 millones de euros. Sin embargo, ahora que los ingenieros del Grupo PSA se están poniendo manos a la obra para unificar tecnología parece que están surgiendo las primeras fisuras en el acuerdo. Según la agencia de medios Reuters, los abogados de ambos grupos automovilísticos podrían volver a reunirse para discutir problemas legales.
Según esta agencia, el Grupo PSA podría reclamar a General Motors parte de la cantidad pagada por Opel (entre 600 y 800 millones de euros). La razón que se esconde tras esta reclamación provendría de los problemas técnicos que se están encontrando en PSA con los motores que General Motors ha dejado a Opel. Al parecer éstos no serían capaces de cumplir la legislación en materia de emisiones contaminante y por tanto el grupo francés tendría que invertir más dinero para ponerlos a punto antes de que entre esta nueva normativa.
De esta manera, se confirman las declaraciones del máximo responsable del Grupo PSA afirmando que era consciente de las dificultades que Opel había tenido para cumplir con los nuevos límites de emisiones para el año 2021. Por tanto, tal como anuncia Reuters el Grupo PSA, para reclamar parte de su dinero, se apoyará en el siguiente argumento: General Motors les habría ocultado información sensible, en las fases de negociación, argumentando que varios proyectos del fabricante para reducir las emisiones de dióxido de carbono no eran viables.
A esta situación también habría que añadir dos más. La primera es que el Opel Ampera-e tiene su venta paralizada en Noruega por el traspaso de la casa alemana al Grupo PSA. De esta forma, las emisiones medias de Opel no disminuirían en Europa al no contar con este modelo en su cartera. El segundo motivo es que General Motors, en los mercados donde aún se comercializa el Ampera-e, lo está vendiendo a pérdida, por lo que también habría fugas de dinero importantes en la marca.
David Caldwell, portavoz de General Motors se negó a decir si las emisiones de Opel se habían discutido en las negociaciones con PSA, pero si admitió que
«no tenemos conocimiento de ninguna reclamación presentada por PSA con respecto a los futuros objetivos de CO2 y no podemos especular sobre temas que no se han planteado con nosotros»
En cualquier caso, si la situación de Opel no se soluciona pronto, el Grupo PSA como nueva propietaria de la firma alemana, podrían enfrentarse a multas cuantiosas ante el incumplimiento en materia de emisiones. De todas formas, esta situación no nos sorprende en absoluto, pues ya es conocido por el público general que General Motors se desprende de lo que no quiere una vez le ha sacado el máximo jugo posible y deja a su socio con problemas costosos de solucionar; y sino que se lo digan a Spyker y Saab.
Fuente – Reuters