El concurso de elegancia de Pebble Beach, que se celebrará el fin de semana que viene, acoge anualmente a las obras de arte, llamadas coche, más exóticas y extrañas del mundo. Como ocurre en la mayoría de concursos de elegancia, como el Concorso d’Eleganza Villa d’Este que tiene lugar en Italia, los clásicos son los dominantes.
A pesar de que Infiniti no tiene una larga historia, ya que fue creada por Nissan en 1989 con la finalidad de ocupar un porcentaje de la cuota de mercado en los Estados Unidos dentro de las marcas premium, se han presentado este año al certamen de la costa oeste norteamericana con un modelo único. El Infiniti Prototype 9 es lo que debería haber sido un monoplaza de la marca japonesa en los años 40, en las carreras de preguerra.
Este concepto de monoplaza de Infiniti es puramente eléctrico y su tren de transmisión está desarrollado por Nissan. Una batería de alto voltaje de 30 kWh alimenta de energía al motor eléctrico, el cual es capaz de generar 150 CV de potencia y 320 Nm de par motor. Con estas cifras, el Prototype puede acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en tan solo 5,5 segundos, y alcanzar los 170 km/h.
La parte mala de todo esto es que el Prototype 9 durará tan sólo 20 minutos en pista, ya que es el límite de tiempo de uso que tienen sus baterías…una pena. Este concept sirve para ratificar la noticia que os contábamos hace tiempo, en la cual Infiniti sería el escaparate tecnológico de la alianza Renault-Nissan.
Según Infiniti, el Prototype 9 estaría inspirado en el automovilismo japonés y en el diseño aeronáutico, aunque no hay más que ver los monoplazas de los Grand Prix de las décadas de los años 30 y 40, para darse cuenta de que estos coches eran más parecidos a lo que los japoneses hacían por aquella época. Pero Infiniti es una marca japonesa, y claro, barren para casa.
El cockpit del Prototype 9 está hecho a mano, con un cuero especial para el asiento que contrasta a la perfección con los pespuntes en rojo. En definitiva, Infiniti ha querido homenajear los monoplazas de los años 40 haciendo ellos uno propio. Y es que, si no existe una historia, lo mejor será inventarla.