
El reloj de temperatura es un indicador vital en la conducción
¿Se te recalienta el motor? ¿O parece que el motor no coge la temperatura suficiente? Si el motor se calienta más de lo debido, las averías pueden ser muy caras: desde una junta de culata quemada a un motor gripado. Por el contrario, si el motor no alcanza su temperatura, sufrirá un mayor desgaste y consumirá más combustible y aceite. Como ves el sistema de refrigeración del coche es muy importante.
Muchas veces no le prestamos toda la atención que se merece al sistema de refrigeración de nuestro motor, pero mantenerlo en buen estado es fundamental para que la mecánica dure lo máximo posible, evitando desgastes prematuros o sobrecalentamientos que pueden incurrir en costosas reparaciones en el taller. A continuación repasaremos los principales elementos que forman parte del circuito de refrigeración y sus principales características.
Cómo funciona el sistema de refrigeración de un coche
El funcionamiento del sistema de refrigeración del coche es muy sencillo. La bomba del circuito de refrigeración (bomba de agua), que está accionada por el motor del coche, activa la circulación del líquido refrigerante en todo su recorrido con una velocidad proporcional a la del propio motor. Para ello la bomba aspira el líquido refrigerante de la parte baja del radiador y la impulsa al interior del motor a través de los espacios que hay entre la cámara de combustión y las camisas de los pistones.
Cuando ha completado su recorrido interno por el bloque, el refrigerante sale por la parte alta de la culata y vuelve al radiador por la parte superior. Cuando llega a él, ha de pasar por todos los paneles de refrigeración a fin de disminuir su temperatura gracias a la acción del aire que entra desde la calle (o a través del electro ventilador en caso de que el vehículo esté parado).
Gracias a esta circulación, el agua se mantiene en temperaturas que oscilan entre los 8 a 10 grados centígrados a la salida y a 80 o 90 grados a la entrada. Esta temperatura está controlada por una válvula de paso (conocida comúnmente por termostato) que vigila que no existan cambios bruscos de temperatura en el interior del motor y por consiguiente surjas averías por dilatación y contracción de los materiales.
Partes del sistema de refrigeración del coche
El esquema del sistema de refrigeración de un coche está compuesto por los siguientes elementos: un radiador, un ventilador, un termostato, un depósito, una bomba impulsora de refrigerante (bomba de agua), una correa que mueva la bomba y los manguitos que conducen el refrigerante hasta el interior del motor. Todos estos componentes deben estar correctamente a fin de que el sistema de refrigeración del motor funciones adecuadamente.
El radiador
El radiador es probablemente la parte más reconocible del sistema de refrigeración del coche. Acostumbra a estar en el frontal del vehículo para recibir aire según circulamos y así rebajar la temperatura del líquido refrigerante que circula por su interior. Debemos comprobar ocasionalmente que el radiador no tenga fugas y sobre todo, que no esté obstruido. Los radiadores tienen láminas metálicas muy finas que si se estropean por pequeños impactos o se taponan por la suciedad pueden hacer que el radiador no disipe el calor de la forma adecuada, dando lugar a un sobrecalentamiento.
En lo relativo a los radiadores, también puede darse el caso de que estén obstruidos por su parte interna, debido a un líquido refrigerante en mal estado (conviene cambiarlo cada dos años) o a suciedad que pueda haber en el circuito. Si el radiador estuviese obstruido se puede llevar a cabo una limpieza en un taller especialista, siendo una labor más económica que la sustitución del radiador.
El precio de un radiador de coche puede oscilar entre 80 y 600 euros aproximadamente dependiendo del modelo.
Los manguitos
Los manguitos son otra parte fundamental del sistema de refrigeración. Son los encargados de llevar el refrigerante del motor al radiador. Suelen ser de caucho y con el paso de los años se estropean. Conviene echarles un vistazo y si no están en buen estado reemplazarlos por unos nuevos. Si un manguito revienta perderemos todo el líquido refrigerante del motor y deberemos parar si no queremos causar una avería por sobrecalentamiento que puede llegar a costarnos miles de euros.
Normalmente los manguitos del radiador son específicos para cada modelo de coche y suelen costar entre 10 y 30 euros.
La bomba de agua
La bomba de agua es el corazón del sistema de refrigeración del coche. Es la encargada de hacer circular el agua por todo el circuito. En muchos casos las bombas pueden estropearse y perder refrigerante, por lo que conviene comprobar que no tengan fugas. Si las tuviera, habría que cambiarla. Cuando las bombas de agua están movidas por la correa de distribución es aconsejable cambiarlas con cada cambio de correa para evitar males mayores. Si están tiradas por la correa auxiliar no la cambiaremos hasta que no tenga síntomas evidentes de problemas.
También puede darse el caso de que las paletas de la bomba se vayan deteriorando, hasta el punto de que exteriormente parezca estar bien pero realmente casi no mueva refrigerante. Esto es muy habitual en bombas de agua con paletas de plástico.
Una bomba de agua para coche cuesta entre 50 y 200 euros.
El termostato
Termostato comandado electrónicamente
El termostato es otro elemento de vital importancia. Los motores han de funcionar a una temperatura determinada y para asegurarse de que el agua esté a dicha temperatura está el termostato. Este bloquea o abre el paso de agua del bloque motor al radiador según conveniencia.
Si un termostato se deteriora normalmente queda en posición abierta. Notaríamos que al motor le cuesta mucho coger temperatura y que el ralentí está más alto. El motor estará generalmente funcionando en frío y el consumo de combustible será claramente superior, además de que al no alcanzar la temperatura de servicio, los desgastes internos del motor también serán mayores.
Los termostatos para coche cuestan entre 10 y 300 euros aproximadamente, dependiendo de si se venden solos o vienen con alguna pieza más del motor.
El ventilador
El ventilador es la parte encargada de forzar un flujo de aire hacia el radiador para disipar calor cuando la marcha del vehículo no genera la suficiente corriente (en ciudad por ejemplo). La mayoría de los coches utilizan electroventiladores comandados por el sistema eléctrico del coche. Normalmente están asociados a un sensor de temperatura que los pone a funcionar si la temperatura excede unos límites.
Es común el fallo del termocontacto del ventilador, que provoca que el ventilador no funcione y el motor pueda llevarse un calentón. Por otra parte, si alguna de las aspas estuviese rota por la intrusión de algún objeto, la refrigeración podría no ser la adecuada, aparte de generar ruidos y vibraciones, algo más habitual en los todoterrenos.
En los ventiladores de acoplamiento viscoso, además, el flujo de aire podría no ser suficiente si el núcleo viscoso no trabaja adecuadamente. Detectar el problema aquí puede ser más difícil a simple vista, porque las aspas pueden estar girando, aunque no sea de la forma suficiente.
El líquido refrigerante
Por último, todo lo anterior no serviría de nada sin el líquido refrigerante. Este líquido es el que circula por el circuito y ayuda a disipar el calor. No es conveniente utilizar agua, ya que puede generar óxidos en el circuito y además tiene un bajo poder anticongelante que en épocas de mucho frío podría causar graves averías en el motor.
Para ello, hay que utilizar un anticongelante adecuado siguiendo las recomendaciones del fabricante del coche. Es aconsejable cambiarlo cada dos años aproximadamente para evitar su deterioro y mantener limpio el circuito de refrigeración. Los de las marcas Krafft, ICE Pro, Motul y Motorkit son buenos ejemplos. El siguiente artículo te puede ayudar a saber cuál es adecuado para tu coche y cuáles se pueden mezclar:
Reloj de temperatura
Para controlar el sistema de refrigeración del coche mientras conducimos solo tenemos una herramienta, el reloj de temperatura. Este es un elemento que en muchos coches ha dejado de existir, sustituyéndose por una luz azul que indica que el motor está frío o una roja que indica el sobrecalentamiento.
El reloj de temperatura es útil para ver si hay alguna anomalía en el sistema de refrigeración. No obstante, si marcase mal (de menos o de más) podría deberse a un problema del propio reloj o del sensor que manda la señal. También podría ser problema de alguna masa.
Reemplazar el sensor de temperatura es fácil y económico, siendo un recambio que suele costar en torno a 20 euros. Si el problema está en el reloj del cuadro la avería puede ser más costosa, ya que en ocasiones podría implicar cambiar todo el cuadro de relojes.
Cómo limpiar el sistema de refrigeración de un coche
Limpiar el sistema de refrigeración del coche es una tarea de mantenimiento muy sencilla que, además de eliminar la suciedad acumulada, ayudará a que el motor rinda mejor. Ésta, puede ser llevada a cabo por cualquier persona sin que para ello necesite emplear herramientas de complejo uso.
Antes de iniciar esta tarea, debemos asegurarnos que contamos con una serie de elementos. Guantes y gafas de protección, varios recipientes con y sin tapa, diferentes destornilladores y llaves, un cepillo fino y de cerdas suaves, manguera con pistola o difusor de agua y líquido anticongelante para rellenar el radiador una vez finalizado el proceso.
Los pasos que habría que llevar a cabo para la limpieza del sistema de refrigeración son:
- Antes de iniciar la tarea debemos asegurarnos que el motor del coche está completamente frio. Si estuviera caliente, al abrir el tapón del mismo, podría saltarnos el líquido anticongelante a la cara y por consiguiente quemarnos.
- Abrir el capó y fijarlo con la varilla de seguridad. Una vez descubierto el vano motor limpiaremos con agua jabonosa la zona que rodea al radiador para eliminar suciedad e insectos. Después, con el cepillo, limpiaremos el radiador en el sentido de sus rejillas (de no ser así podrían estropearse). Tras la limpieza enjuagaremos con la manguera y agua a temperatura ambiente la zona para retirar los restos producidos.
- Una vez limpio el radiador, procederemos a drenar el líquido refrigerante que contiene. Para llevar a cabo esta tarea, nos pondremos guantes y abriremos la válvula de drenaje. Para completar este paso satisfactoriamente es importante que todo el líquido quede recogido en una cubeta o recipiente donde no pueda verterse, pues es muy tóxico para el medio ambiente. Cuando el radiador deje de gotear, cerraremos de nuevo la válvula.
- Cuando el radiador esté vació y el tapón de la válvula de drenaje cerrado, lo volveremos a llenar con ayuda de la manguera de agua. A continuación, volveremos a vaciarlo y repetir el punto tres hasta que el agua resultante esté clara. En todo caso, se mantendrán las mismas medidas de seguridad y de recogida del agua resultante en recipientes cerrados.
- Una vez el radiado expulsa el agua completamente limpia, pasaremos a inspeccionar el estado de la tapa del radiador, las mangueras y las abrazaderas. En caso de encontrar algún problema habrá que sustituirlos por nuevos elementos.
- Cuando hemos comprobado que el sistema de refrigeración no presenta fugas ni problemas, volveremos a llenar el radiador con el nuevo líquido refrigerante.
- Por último, y no menos importante, tendremos que deshacernos de los residuos generados durante la limpieza del sistema de refrigeración del coche. Lo más aconsejable es entregar los recipientes con líquido en un punto de reciclaje o taller especializado para que lo envíen a un gestor de residuos autorizado.
Cómo purgar el sistema de refrigeración de un coche
Una vez hemos limpiado todo el sistema de refrigeración del coche y llenado el radiador procederemos a purgarlo. Para ello, con el tapón del radiador abierto, arrancaremos el motor unos segundos.
Con esta maniobra buscamos que salga el aire que pueda haber en su interior, pues el motor moverá todo el líquido por el circuito estableciendo el nivel real que hay en su interior. Posteriormente pararemos el vehículo, comprobaremos de nuevo el nivel (completándolo si es necesario) y cerraremos el tapón.
Aceite en el sistema de refrigeración de un coche
Si nos encontramos aceite en el sistema de refrigeración de nuestro coche puede que tengamos uno o dos problemas.
El primer problema por el que puede entrar aceite al circuito tiene que ver con la picadura o rotura de la junta de culata. Si este elemento se deteriora, se puede introducir aceite en el sistema de refrigeración, haciendo que las propiedades de este líquido se vean mermadas.
Para solucionarlo hay que cambiar la junta de culata y limpiar el sistema de refrigeración como explicamos más arriba. En este caso hay que tener mucho cuidado con la limpieza, pues el radiador puede estar obstruido en algunas partes, teniendo que cambiarlo en caso de que no quede bien.
El segundo motivo tiene que ver con la rotura del enfriador de aceite. Este elemento es una especie de radiador agua-aceite que va en el motor y que al romperse suele mezclar el agua y el aceite.
En cualquier caso, lo más apropiado es acudir a un taller o servicio oficial para evitar que este problema pase de una avería de coste contenido a una de coste elevado.
Imágenes 2 y 12 – Pepe Serrano, scottt.