La DGT nos habla del riesgo de conducir con resaca, que no es poco

Conducir con resaca

Desde hace décadas todos conocemos los peligros de conducir tras haber consumido alcohol en mayor o menor medida. Ni que decir tiene que la única tasa de alcoholemia segura para el conductor y el resto de usuarios de las calles y carreteras es 0,0, aunque la tasa máxima permitida a nivel genérico es de 0,25 mg/l en aire o 0,5 g/l en sangre.

Hoy no vamos a hablar de conducir poco tiempo después de tomarnos una o varias copas, cañas de cerveza o vasos de vino; sino de hacerlo varias horas después. Ya no daríamos positivo en un test de alcoholemia, pero tendríamos resaca. Y es que, ¿acaso no es igualmente muy peligroso conducir con resaca? Pues sí.

Sin alcohol en el cuerpo, pero con peligros similares

La DGT hablaba recientemente en una publicación en sus redes sociales sobre cómo afecta la resaca a la conducción, rescatando un artículo publicado en la Revista DGT hace varios años. El dato es estremecedor: Una resaca puedes hacernos manejar un vehículo hasta cuatro veces peor.

Según los médicos, la resaca se define como un estado caracterizado por algunos síntomas como dolor de cabeza, falta de apetito, diarrea, temblor, fatiga, náuseas, alteraciones visuales-espaciales, hormonales y en la circulación de la sangre. ¿Quién no ha sentido alguna vez algo similar al despertar tras una noche agitada?

Todo eso afecta considerablemente, sintiéndonos torpes tanto física como mentalmente. La universidad británica de Brunel realizó un estudio para comprobar cómo afecta la resaca a la conducción, utilizando a once conductores voluntarios que condujeron antes y después de beber alcohol.

Para garantizar la seguridad, el estudio se llevó a cabo en un simulador de conducción de la propia universidad

Con resaca, conducimos más rápido y con menos atención

Los voluntarios se enfrentaron a un recorrido de 7,5 kilómetros. En la prueba que hicieron sin tener resaca, estos conductores circularon a una velocidad media de 52 km/h, mientras que con resaca se elevó a 67 km/h, que es mucho. Se entiende que incrementamos el ritmo no por euforia, sino para llegar antes a nuestro destino y terminar de conducir.

Además, el tiempo de conducción con exceso de velocidad se multiplicó por cuatro. También se multiplicaron por cuatro las invasiones de carril, mientras que los participantes duplicaron las infracciones.

El consumo de alcohol la noche anterior fue el equivalente a 1 litro de cerveza y una copa de vino. Incluso algunos de los conductores daban todavía una pequeña tasa de alcohol en el momento de realizar las pruebas.

Según las declaraciones, la resaca puede ser perfectamente comparable con alcohol o la fatiga más el teléfono móvil a la hora de conducir. Además, destaca que cuando conducimos con resaca no somos conscientes de que nuestro estado no es el ideal, de que ha deteriorado nuestras capacidades, lo que es todavía más peligroso.


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