El mundo del automovilismo está plagado de iconos a los que se venera. Mazda introdujo en coches de producción un tipo de motores nunca vistos en aquella época, capaces de elevar las revoluciones y conseguir más potencia mediante un motor más pequeño que el de sus competidores. Mazda inventó los motores rotativos, y ahora conocemos que Kenichi Yamamoto, padre de ellos, ha muerto.
La historia de Kenichi es fascinante. Aguantó el horror de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y supo ver la oportunidad en una empresa en la que, más tarde, se convertiría presidente, convirtiéndola en referente mundial. Así es la trayectoria del padre de los motores rotativos.
La historia de Kenichi Yamamoto
Sus inicios
Nacido en Hiroshima en 1922, se graduó en la Universidad Imperial de Tokyo en 1944. En plena Guerra Mundial, trabajó en una fábrica de aviones y volvió a su ciudad natal en septiembre de 1945, justo un mes antes de que Japón se rindiera.
Cuando llegó, encontró una Hiroshima totalmente arrasada por la bomba nuclear estadounidense, además de la muerte de su hermana, y su padre, que tenía claros signos de radiación. Para sacar adelante su familia, Kenichi trabajó en Toyo Kogyo, una de las pocas empresas que sobrevivió al brutal ataque.
Toyo Kogyo
Después de trabajar produciendo transmisiones durante dos años, consiguió el puesto de dirección, y fue ahí cuando empezó a trabajar en un nuevo motor que montaría una camioneta de tres ruedas. Ese vehículo sería el Mazda Go, y Toyo Kogyo transformó su nombre en algo más pegadizo, de ahí surgió Mazda.
En 1961, Mazda trabajó con NSU, un fabricante alemán, para desarrollar el primer motor rotativo para coches de producción. Fue entonces cuando a Yamamoto le pusieron a cargo de un equipo denominado los 47 Samurai, encargados de desarrollar dichos motores. Fue en 1964 cuando Mazda presentaba el Cosmo Sport, un biplaza que incorporaba dos motores rotativos.
Después de solucionar unos problemas con el Ministerio Japonés de Comercio Internacional e Industrial (MITI en inglés), el Mazda Cosmo Sport entraba en producción en 1967, siendo el primer coche que montaría dos motores rotativos. Mientras, los 47 Samurai, con Yamamoto al frente, seguían desarrollando este tipo de motores.
Los años 70 y el esplendor de Mazda
Mazda utilizó los motores rotativos en todos los modelos de producción durante los años 70, teniendo su mayor esplendor con el mítico Mazda RX-7. Más tarde, en 1985, Yamamoto se convertiría en presidente de Mazda, y fue él mismo, el que implantó la semilla para lo que sería uno de los coches más conocidos de la marca, el Miata MX-5.
La historia de Yamamoto, como decía al principio, es fascinante. Ya no es solo una historia de superación debido a las consecuencias de una devastadora guerra, sino que consiguió convertirse en presidente de una compañía en la que empezó como trabajador, y más tarde como jefe de desarrollo.
La semilla plantada por Yamamoto
Yamamoto consiguió hitos que han servido a Mazda a posicionarse como una de las mejores marcas del mundo. Gracias a él se desarrollaron los motores rotativos y el Mazda MX-5, y fue también parte de la victoria del 787B en Le Mans 1991. Retirándose de la compañía, a sus 70 años, en 1992.
Los hechos del pasado motivan a los ingenieros de Mazda en el presente, con nuevas propuestas como los nuevos motores Skyactiv-X, los primeros motores con encendido por compresión, y el espíritu del Miata sigue más vivo que nunca, actualmente con dos versiones, una de techo de lona y una de techo rígido.
Mazda, como otras marcas japonesas, ha seguido sus intuiciones sin contagiarse por las tendencias de otros fabricantes. Yamamoto tiene parte de la culpa, desde los inicios de la compañía, implantó una semilla que poco a poco ha ido creciendo en Toyo Kogyo hasta el día de hoy.
DEP Kenichi Yamamoto
Fuente – Japanese Nostalgic Car