En este artículo vamos a hablar de la culata. Un elemento clave para el buen funcionamiento del motor, cuyas características de diseño y de sus materiales determinan las capacidades que tendrá el motor. Tanto es así, que puede ser objeto de modificaciones si se busca un aumento de potencia.
Casi la totalidad de los motores refrigerados por agua están provistos de una culata independiente. Se une al bloque por medio de tornillos dispuestos de forma adecuada. Estos aseguran la unión e impiden deformaciones por la acción del calor y de la presión. Además, la culata también se acopla mediante una junta de amianto reforzado, que impide la fuga de gases de la compresión, de aceite y de líquido refrigerante.
En los turismos, las culatas se fabricaban generalmente de fundición aleada con otros materiales, que añaden características de resistencia, rigidez y conductividad térmica. Es decir, hierro y carbono para dar lugar a acero. Sin embargo, actualmente se tiende más a elegir las aleaciones de aluminio dentro de los materiales de la culata disponibles, por combinar la ligereza con un alto grado de conductividad térmica.
Los materiales que componen la aleación ligera empleada para la fabricación de culatas suelen ser silicio, magnesio o cobre añadidos al aluminio. De lo contrario, el aluminio por sí solo sería demasiado maleable y frágil como para fabricar culatas o bloques motor.