Ya llevamos varios años quedándonos asombrados con la incorporación de modelos deportivos, superdeportivos o coches lujosos a algunos cuerpos policiales. Dubái ha creado una flota de vehículos a su policía valorada en tantos millones de euros que ya prácticamente no nos sorprende ningún coche con rótulos y rotativos por muy prestacional que sea.
El caso es que esta moda también llega a mercados, países y localidades donde no es tan necesario aparentar riqueza de una forma tan estúpida como esta. Pese a calificarlo de “estúpido”, un deportivo siempre es un deportivo y, por tanto, nos alegra la vista. El último deportivo en prestar servicios a la policía es un Porsche Cayman GT4, que se incorpora a la policía de Norfolk, en el este de Inglaterra.
La organización benéfica “Lind Trust” que ayuda a los jóvenes ha sido quien ha donado este coche al cuerpo policial de Norfolk. Como en la mayoría de casos (salvo en Dubái), este coche no va a ser utilizado como un vehículo patrulla más, pese a llevar los vinilos y los rotativos habituales. El objetivo es reducir las barreras que existen entre los agentes de policía y los jóvenes conductores y los adolescentes, en las escuelas y en los institutos. Es decir, un trabajo de “relaciones públicas”.
El Porsche Cayman GT4 no es un Bugatti Veyron, ni un Lamborghini Aventador, ni tampoco un McLaren P1; pero aunque su potencia esté bastante por debajo de la de estos modelos citados, el modelo alemán es un deportivo de pura raza.