Abarth 500…este nombre lleva dos semanas resonando en mi cabeza, concretamente desde el primer día de los cinco que lo tuve para pruebas. Una pequeña maravilla salida de la factoría de Fiat con la herencia de una estirpe deportiva.
Desde que la marca Abarth resurgió estaba deseando poder probar sus productos. Con “resurgir” no me refiero a aquel Fiat Stilo con cambio automático de hace unos años, me refiero a coches con carácter y casta de verdad…y no me han defraudado. El Abarth Grande Punto me encandilo durante toda la semana que lo tuve, pero este nuevo Abarth 500 si que me ha enamorado de verdad.
Sin necesidad de un motor excesivamente potente (el mismo 1.4 T-Jet pero con 135 CV) las sensaciones al volante pueden ser mayores que las que te ofrece un Golf TSI de 200 CV, por ejemplo. Toda una máquina de diversión que hace girar cabezas allá por donde pases.
Diseño exterior
El Abarth 500 es un coche de lo más “molón”. Ninguna de las personas que me ha visto con él se ha quedado indiferente y muchos no han resistido a preguntarme “¿de donde ha salido este coche?”. En todas y cada una de las gasolineras que paré el empleado (incluso si había autoservicio) me comentó algo del pequeñín de Abarth.Incluso un guardia se detuvo mientras estaba yo parado mal estacionado para indicarme que debía de moverme de allí y ya de paso preguntarme que coche era ese. Yo respondí: “ya me voy, era solo un momento agente…y esto es un Abarth 500. Por desgracia, no es mío :-)”
Sin duda su carrocería musculada con grandes pasos de rueda, paragolpes prolongado (en algún sitio hay que meter el turbo y los dos intercooler), faldones laterales con taloneras y por supuesto su imponente parte posterior con difusor, doble salida de escape (con un sonido fabuloso, como luego describiré), spoiler superior y el logo de Abarth sobre el portón.
Además hay diversas combinaciones de decoración posible, (como ya empieza a ser habitual) con carcasas de retrovisor en otro color a juego con los vinilos del coche, techo a cuadros, diversas franjas laterales y superiores, etc…e incluso un escorpión sobre el capó delantero, un extra de 60€ del que a mi juicio se puede prescindir totalmente. Por suerte mi unidad no lo llevaba…Un par de insignias de Abarth en la linea lateral completan el conjunto.
Mención aparte merecen las llantas, de precioso diseño tanto las de serie como las opcionales. Con acabado bicolor y tornillería oculta tras el logo del escorpión sobre una tapa roja, emanan deportividad…más aún cuando observas el gran juego de discos de freno que ocultan, con pinzas pintadas en rojo. Curiosamente y a diferencia de la mayoría de los coches del mercado, el sobreprecio entre la llanta de serie (195/45 R16 ) y la opcional (205/40 R17) es bajo (200€).
La unidad de pruebas llevaba instalado techo solar, un elemento muy atractivo pero que resta bastante altura al interior del habitáculo. Por este motivo, yo nunca compraría este coche con dicho extra por muy bonito que sea. Por ejemplo, con el asiento bajado a tope y el casco puesto (en circuito, claro) los golpecitos con el techo eran constante e irritantes. Sin casco, la altura libre era simplemente…la justa.
Diseño interior
Una vez que abrimos la puerta nos encontramos ante un regalo para los sentidos. Presidido por el volante achatado en los lados y plano por debajo tenemos un salpicadero de diseño retro encantador. Parte de la superficie del mismo está pintada en el mismo color que la carrocería, con el emblema “500” frente al acompañante.
El diseño de los botones no es el más cómodo e intuitivo del mundo, desde luego, pero…esas cosas se olvidan cada vez que lo miras. Por poner un ejemplo, los antiniebla se accionan desde un botón a la derecha del todo, junto al acompañante. Una ubicación demencial.
Los asientos de tipo backet enganchan desde el primer momento en todos los sentidos. Te enganchan en las curvas y te enganchan visualmente, con un túnel a la altura del reposacabezas que simula el paso del arnés de competición. No engancharán en cambio a tu columna vertebral y a tus riñones, ya que apenas filtran las irregularidades y con el paso de los kilómetros pasan factura. Lo sé por experiencia, ya que me hice casi 500 km seguidos sin más que dos paradas. Estos asientos se pueden pedir tapizados en cuero como opción, aunque yo no soy partidario de ello. Nunca me han gustado los asientos de cuero y menos los de tipo backet.
Hay que tener en cuenta que la postura de conducción del Abarth es bastante extraña, similar a la del Fiat 500. El volante queda muy alejado (no se puede regular) y al acercar el asiento nos obliga a flexionar las rodillas, sobre todo la izquierda. No es que sea incómodo, pero hay que acostumbrarse. Cuanto más alto o más cortos tenga los brazos el conductor, peor es la sensación. Una vez sentado resulta extraña la cúpula con tacómetro y velocímetro en la misma esfera. En el centro la pantalla multifunción del ordenador, donde además se indica el volumen de carburante y la temperatura del agua. Como curiosidad en cuarta marcha la aguja de las revoluciones sube enfilada con la velocidad…un puro ejercicio de diseño 🙂
No se nos puede pasar por alto el manómetro del turbo, el cual sube y baja vertiginosamente en una conducción deportiva. Sobre el del turbo se ubica el indicador de subir de marcha (GSI o Gear Shift Indicator) el cual puede funcionar en dos modos: ahorro de carburante y momento de subir de marchas cuando se va a tope. A nuestra derecha está la palanca del cambio, bien cerquita del volante para que no haya mucho lapso de tiempo en la maniobra. Como complemento al panorama deportivo y retro encontramos una decoración con cromados en tiradores de puertas, pedales de aluminio y goma, etc.
Continuara…