Un kit de embrague en mal estado, además de dificultar la conducción, supone un peligro potencial para cualquier conductor. Ciertamente, saber cuándo cambiar el kit de embrague es una cuestión no solo de comodidad, sino de seguridad vial. Pero, ¿cuándo se debe acudir a un profesional para proceder a la sustitución del embrague? Tenemos claro que el momento adecuado es cuando el desgaste del embrague es significativo, algo inevitable con el paso del tiempo por una mera cuestión de uso.
¿Cuándo cambiar el kit de embrague?
Se suele pensar que el kilometraje es un indicador efectivo a la hora de determinar cuándo cambiar el kit de embrague. Aunque más kilómetros suponen un mayor desgaste del embrague, cabe diferenciar entre conductores ‘de ciudad’ y conductores ‘de carretera’. La discriminación es básica, y evidente, ya que en carretera se desembraga bastante menos.
El desgaste del embrague en ciudad es una cuestión de repetición, asociada a las constantes paradas, cambios de marchas y pisadas del pedal. De ahí que la densidad del tráfico también influya en el desgaste del embrague, marcando un amplio intervalo temporal en la vida media de un kit de embrague. En cualquier caso, pasados los 150 000 kilómetros siempre es recomendable revisarlo y, tras los 400 000 kilómetros, cambiarlo.
Asimismo, si pasados los 5.000 kilómetros se notan algunos de los siguientes problemas de forma reiterada, conviene revisar el estado de salud del kit de embrague: pedal duro (especialmente en los embragues autoajustables), resistencia para cambiar de marcha, embrague que patina, ruidos al embragar… Estos indicios, sumados a un estilo de conducción ‘brusco’, sugieren siempre un cambio de kit de embrague inminente.
Las averías más comunes del embrague
El desgaste tiene efectos diversos sobre el embrague que terminan mermando el rendimiento del vehículo, ya sea por el mal uso del conductor o el paso del tiempo. Las complicaciones más habituales van desde las deformaciones de la carcasa hasta el desprendimiento del forro del disco, pasando por problemas en el sistema hidráulico o falta de sujeción de los tornillos de apriete.
Aunque es posible realizar intervenciones puntuales ante estas averías, el cambio del embrague termina siendo la solución preferente en la mayoría de los casos. Un proceso complejo que debe llevarse a cabo por profesionales cualificados como los de Valeo Service, realizando la reparación en función del tipo de embrague del vehículo: centrífugo, de muelle, de diafragma, autoajustable…
Cabe destacar que cada tipo de embrague necesita una atención concreta. Los embragues autoajustables de Valeo Service, por ejemplo, necesitan un utillaje específico para que el cambio sea efectivo. Pero cualquier reparación que implique una sustitución del kit completo o de una pieza en particular requiere una serie de comprobaciones; principalmente que el freno y el pedal tengan el mismo recorrido, resistencia a la pisada y altura.
2 comentarios, deja el tuyo
Muy interesante su página gracias por tenerme en cuenta Dios bendiga feliz días
Gracias por las explicaciones sencillas que dan. Me ayuda mucho para evitar fraudes