El sistema de frenos ABS es uno de los mayores inventos en el apartado de seguridad en la historia del automóvil. De hecho, junto al airbag y al cinturón de seguridad, se le conoce como unos de los elementos que más vidas ha salvado desde su introducción en los coches pero, ¿qué son los frenos ABS? ¿Cómo funcionan? ¿Cuáles son las averías de los frenos ABS? Vamos a descubrirlo todo sobre este elemento del que probablemente nunca nos percatemos de su existencia.
Las siglas ABS responden al nombre, en alemán, de Antiblockiersystem, aunque comúnmente lo conocemos por el inglés Anti-Lock Brake System. En español esto es el sistema antibloqueo de frenos y, aunque su aparición o sus primeras patentes, datan de primeros del siglo pasado la realidad es que su aplicación al automóvil no llegaría de forma habitual hasta la segunda parte del mismo. A día de hoy es un sistema obligatorio en muchos lugares, entre ellos la Unión Europea, donde es obligatorio para los coches nuevos comercializados en su interior desde el 1 de julio de 2004.
¿Qué es el ABS?
El ABS es un sistema que sencillamente evita que los frenos bloqueen la rueda. Cuando frenamos se ejerce una presión sobre los frenos que pueden superar el límite de adherencia del neumático y, por tanto, bloquearemos la rueda perdiendo poder de frenada, alargando la misma y perdiendo capacidad de dirigir el coche. El ABS elimina este fallo de interacción entre hombre y máquina de forma automática.
A través de diferentes sensores que detectan el ángulo de giro de las ruedas, la velocidad o el poder de la frenada, el sistema juega con la presión del circuito de frenado para dosificar el poder que ejercemos en el pedal y así evitar el bloqueo. En otras palabras, realizando pequeñas correcciones automáticas en la presión de frenado evita el punto de bloqueo de las ruedas.
¿Qué factores intervienen en una frenada con ABS?
Como en todo, hay multitud de factores que intervienen a la hora de que el sistema ABS actúe o no. Uno de ellos y tal vez el más importante sea el estado de los neumáticos. Si las ruedas tienen una presión incorrecta o los neumáticos están desgastados o cristalizados, su límite de adherencia se reduce y, por tanto, el sistema antibloqueo trabaja más de lo necesario y de forma ineficiente. El estado de los propios frenos es también un factor decisivo, como el estado de las pastillas o de los discos.
Sin embargo, otro de los factores más determinantes en su funcionamiento es el estado de la calzada. El sistema ABS no es siempre efectivo, por ejemplo cuando la vía es muy resbaladiza: nieve, barro, hielo, tierra. El antibloqueo en estos casos suele volverse un poco loco porque la rueda se bloquea constantemente. Frenar frena, pero la distancia puede multiplicarse.
Los frenos ABS en carretera mojada pueden hacer maravillas. El límite de adherencia se reduce y a través de un ajuste continuo del poder del frenado puede reducirse la distancia de frenado. Y lo que es más importante, al no bloquear las ruedas, no perdemos el control del coche, por lo que podemos seguir frenando sin tanto miedo a que el coche de un latigazo o trompee por haber bloqueado las ruedas. En curva esto el crucial.
¿Cómo sé cuándo funciona?
No todos los sistemas ABS funcionan de la misma manera, pero sí tienen un componente común. En todo caso, se han ido refinando para que mejoren sus prestaciones y para que el conductor no note apenas su intervención. No es recomendable probar por probar por una sencilla razón, el ABS suele funcionar en frenadas de emergencia y, por tanto, siempre conlleva un peligro el hecho de que se active dicho elemento.
El conductor, cuando salte el ABS, notará como el pedal empieza a vibrar fuertemente a la vez que perderá sensibilidad. Al oído pueden ocurrir dos cosas, que suene algún pitido de aviso, y que escuchemos una especie de sonido a sierra (clack-clack-clack). En el salpicadero, en el cuadro de mandos, de algunos coches puede encenderse el testigo, pero no es habitual.
De todos modos, como suele ser algo puntual, probablemente en la situación en la que se active no tengamos tiempo de atender a sonidos de los frenos o testigos. A veces una frenada en curva o frenar en un resalto puede activar el sistema momentáneamente. No hay que sentir pánico si lo notamos, al contrario, hay que dejar a la electrónica trabajar.
¿Tiene mi coche ABS?
Un coche nuevo comprado en la Unión Europea a partir del 1 de julio de 2004 tiene sistema antibloqueo ABS. Pero a veces compramos antes de esa fecha o en el mercado de segunda mano. El ABS ha venido siendo algo relativamente habitual antes de la mencionada fecha, pero no todos los fabricantes tenían la obligación de montarlo. A veces tener o no ABS podía ser cuestión de la versión o acabado escogido.
Para saber si mi coche tiene ABS lo más sencillo, si no hay ninguna anomalía, es dar el contacto y ver cómo el testigo asociado se enciende generalmente durante unos segundos. Es una especie de check para saber si el sistema está activo y funciona correctamente. Si no se enciende puede ser porque nuestro coche no lo equipa. En todo caso, lo más sensato es acercarse a un concesionario/taller de nuestra marca a preguntar o bien mirar el manual de usuario.
¿Qué ocurre cuando falla?
Cada coche o cada fabricante tiene un tipo de aviso, además del testigo, que avisa de un mal funcionamiento del elemento. Por ejemplo, algunos coches colocan un mensaje de texto con el fallo.
Lo que hay que tener completamente claro es que el hecho de tener un mal funcionamiento del ABS, no significa que nuestro coche se haya quedado sin frenos. Es decir, circularemos sin el antibloqueo pero el sistema de frenos seguirá funcionando correctamente. De hecho no notaremos nada más allá de un aviso o de un más que probable bloqueo en una situación de emergencia.
En muchos coches el repartidor de frenada se ha sustituido por un sistema electrónico que trabaja junto al ABS. Es por ello que en frenadas fuertes si el sistema falla podemos bloquear las ruedas traseras, especialmente en coches preparados para llevar carga como pick ups, furgonetas o familiares.
Por otro lado, el ABS es el sistema madre de muchos otros sistemas electrónicos, por lo que una falla de éste altera el funcionamiento del ESP, el control de tracción e, incluso, el sistema de ayuda al arranque en pendiente. Todo lo que, en definitiva, controle el giro de las ruedas.
Hay que tener muy en cuenta que no todos los testigos que puedan encenderse relacionados con los frenos tienen que ver con el antibloqueo. En palabras llanas, si lo que se enciende es la luz del fallo en los frenos, el fallo estará ahí, y no en el ABS. Es muy recurrente que se encienda el testigo de bajo nivel en para el líquido de frenos o de pastillas desgastadas y el usuario lo confunda con el ABS. Es más, si falla el ABS en el testigo que se ilumine aparecerán las siglas.
¿Qué puede fallar en los frenos ABS?
Como antes decíamos, el sistema se basa en múltiples sensores, y como ya vas adivinando son los más propensos a fallar. Aunque una avería del ABS no es demasiado habitual, sí puede fallar este sistema de sensores y dar fallo. Por otro lado, y más complicado en lo económico, puede que la centralita del coche esté fallando.
Para saberlo con mayor certeza, hay que conectar el coche a una diagnosis para determinar el origen del fallo. El cableado puede ser incluso otro de los factores de un mal funcionamiento.
Para sumar a la lista de posibles averías de los frenos, puede que sea un simple fusible el que falle. Sin ir más lejos, en los vehículos actuales la mayoría de las veces la desconexión del ABS sólo se puede realizar mediante la eliminación del fusible. Pero cuidado, no sólo hay que fiarse del testigo, pues la bombilla que ilumina el cuadro puede estar fundida. Es por ello que merece la pena fijarse si funciona en el check que realizamos al dar el contacto. Atención, porque aunque ambos sistemas convivan y trabajen conjuntamente, un fallo del sistema de estabilidad ESP se anotará en el cuadro de mandos con un símbolo propio.
¿Qué no es un fallo del ABS?
Más atrás mencionábamos que no había que confundir un fallo de ABS con un fallo del sistema de frenos. Es por ello que debemos confiar en los testigos. Si no lo hacemos, hay que tener en cuenta esta serie de cuestiones que no significan un mal funcionamiento del mismo. Por ejemplo, cuando frenamos y notamos que el pedal se viene abajo lo más seguro es que tengamos aire en el circuito o esté comunicado el cilindro maestro de freno. Nada tiene que ver con el antibloqueo y esto sí entraña un peligro más serio para nuestra seguridad.
Por otro lado, puede que ocurra lo contrario, que pisemos el pedal del freno, esté muy duro y haya que ejercer mucha presión para que frene. En este caso lo más probable es que esté fallando el servofreno. Para comprobarlo bastará con pisar el freno repetidas veces con el motor parado hasta que se quede duro y, sin dejar de pisarlo, encender el motor. Si no se suaviza la avería es casi clara. En motores turbo puede fallar la bomba de vacío o los conductos de vacío hacia el servofreno.
Puede ocurrir también, y tal vez se pueda confundir con el ABS, que el coche frene de una rueda delantera y otra trasera opuesta. Esto es porque muchos coches montan un circuito de seguridad en X para asegurar una frenada mínima en ambos ejes. De nuevo, nada tiene que ver con el ABS, y más con aire en el circuito o directamente una fuga en uno de ellos.
Adicionalmente, si al frenar más o menos fuerte notamos que el coche vibra pero no hace un ruido extraño o que no acostumbramos a oír, tampoco tendrá que ver con el ABS. Y noto con mayúsculas lo de “el coche vibra”. Cuando el ABS actúa es el pedal el que notamos vibrar. Si no es así, seguramente tengamos las ruedas desequilibradas, los discos alabeados o los rodamientos en mal estado. Si al frenar el coche tiende a irse de un lado puede ser una mala presión de neumáticos, la descompensación de la frenada por unas frenos desgastados o una dirección no alineada.
¿Merece la pena desconectar el ABS?
No, rotundamente no. Es más, pocos son los coches en el que el ABS sea desconectable. Podremos desconectar los sistemas de tracción o de estabilidad, pero el ABS siempre está ahí. Es un sistema tan desarrollado y en el que los conductores debemos confiar tanto que no merece la pena prescindir de él. Algunos todoterreno con sus modos de barro, nieve o gravilla podrían ajustar su funcionamiento para permitir el bloqueo.
Bien es cierto que a veces resulta más un engorro que una ventaja, pero esas situaciones son contadas. En superficies altamente deslizantes se vuelve loco tratando de frenar el coche y, a su vez, tal vez convendría más bloquear las ruedas de modo que el neumático escarbase en la superficie en busca de una mayor adherencia. En muchas ocasiones es el sistema ESP el que se comporta de forma más negativa en superficies muy deslizantes haciendo que el antibloqueo funcione de manera constante.
En cualquier caso, no es recomendable desactivarlo tampoco en esas circunstancias. En el siguiente vídeo puedes ver cómo se comporta un coche sin ABS en terreno deslizante: la frenada asimétrica. La ligera diferencia de adherencia entre las ruedas de un lado y de otro provoca que el coche se salga de su trayectoria si no tiene ABS (a lo que el ESP también podrá ayudar).
¿Por qué no se usa ABS en competición?
El ABS sí se ha usado incluso en la alta competición. Nos referimos, por ejemplo, a la Fórmula 1. Pero como sabes las regulaciones han prohibido, más bien prohibieron muchos años atrás, un buen número de sistemas electrónicos como el control de tracción o la suspensión activa. El ABS es otro de esos elementos que por reglamento no están disponibles.
Pero una de las razones más poderosas por las que no se utiliza de forma habitual en competición es porque el piloto pierde la sensibilidad en frenadas fuertes. Deja de sentir cuándo una rueda llega a su límite de adherencia. De hecho, como las carreras ocurren en entornos seguros, los propios pilotos pueden hacer las funciones de antibloqueo manualmente con el pie, y es por ello que podemos ver grande bloqueos en apuradas de frenada en la alta competición.
Imágenes 2, 4 y 6 – Christine und Hagen Graf, William Clifford, David Howard