Los coches de carreras eléctricos son cada vez más comunes y con ellos vienen una larga lista de desafíos técnicos. No hay más que ver como marcas como Audi, Jaguar o Mercedes se unen a la jóven Fórmula E para competir y aprender sobre este tipo de vehículos. Sin embargo, lejos de estas carreras también hay todo un mundo con coches de competición mucho más potentes que los monoplaza. Ese es el caso del Cupra e-Racer, un bólido de 670 CV que exige tanto a las baterías durante una carrera, que necesitan recurrir a trucos poco ortodoxos para refrigerarlas.
En el vídeo de más abajo puedes ver al Cupra e-Racer corriendo a toda velocidad por un circuito. Los ingenieros encargados de su puesta a punto tienen que lidiar con la tremenda cantidad de energía que demandan sus motores. De ahí que tengan que recurrir a grandes cantidades de hielo seco para refrigerar sus módulos de ion litio.
Cómo mantener la temperatura a raya
En concreto el e-Racer de Cupra puede llegar a gastar 200 kg de hielo seco en un día de carreras. Gracias a ello pueden mantener sus baterías de 65 kWh y 450 kg de peso en la temperatura óptima para su funcionamiento. Un problema técnico con el que se tienen que enfrentar todos los equipos que compiten con un eléctrico, ya que cuando se exige demasiado a unas baterías, el coche comienza a perder prestaciones drásticamente.
Es más, los requisitos de refrigeración son tan importantes, que el automóvil ha sido equipado con un indicador especial que advierte al conductor de que debe volver a boxes cuando la batería comienza a calentarse demasiado.
La batería no es el único componente que cambia por completo la forma de competir. El tren de potencia eléctrico al completo hace que los conductores se replanteen muchas cosas. Tal como explicó el piloto de Cupra, Jordi Gené: «El estilo de conducción es completamente diferente porque tienes que usar otros parámetros para saber a qué velocidad debes conducir, cómo gestionar una curva y el momento adecuado para pisar el freno». El piloto llegó a decir que manejar el e-Racer «implica aprender desde cero», ya que este Cupra es significativamente más pesado que los coches de carreras tradicionales y que no pueden confiar en los sonidos del motor para saber cómo reaccionar.
Los desafíos para el equipo del e-Racer
Los conductores no son los únicos que deben adaptarse a la nueva configuración del coche. Los mecánicos tienen que aprender a usar herramientas especialmente diseñadas para trabajar en este modelo. Por ejemplo, el equipo de Cupra tiene que usar guantes especiales capaces de resistir hasta 1.000 voltios de tensión eléctrica.
A pesar de los desafíos, Cupra continúa optimizando el e-Racer y tiene programado su debut en la categoría ETCR para el año 2020. Cuando llegue ese momento, este coche de tracción trasera debe tener un sistema de propulsión eléctrica que capaz de entregar 670 CV y 960 Nm de par. Lo que debería permitirle alcanzar los 100 km/h desde parado en 3,2 segundos y de llegar hasta los 270 km/h de velocidad máxima.
