La revolucionaria marca Fisker ha patentado una nueva tecnología de baterías en estado sólido flexibles, que según sus responsables podría revolucionar drásticamente la industria del automóvil. Gracias a ellas, coches como su Fisker EMotion podría alcanzar una autonomía de 800 km, pero lo que es incluso más importante, podrían recargarse en solo un minuto.
La compañía, que está actualmente terminando de desarrollar el EMotion para su estreno mundial en el CES 2018, dice que ha conseguido desarrollar una batería de estado sólido capaz de almacenar 2,5 veces más energía que las actuales baterías de Ion Litio. Una capacidad similar a la que anunciaba Toyota para el coche eléctrico que lanzará dentro de cinco años. Pero, más allá de sus sorprendentes capacidades de almacenamiento y velocidad de carga, las baterías de Fisker esconden una cualidad incluso más importante en los tiempos que corren. Como se suele decir, cuando la necesidad aprieta el ingenio se agudiza.
Nuevas baterías para adaptarse a las dificultades
Los planes de Fisker para las baterías de su EMotion eran muy diferentes hace unos meses. Como suele hacer la marca, intentó adoptar tecnologías poco desarrolladas pero muy prometedoras, para diferenciarse de sus competidores e ir un paso por delante. Se trataba de las baterías de grafeno, que teóricamente tendrían unas capacidades muy por encima de las que están basadas en el litio. Sin embargo, el proveedor que se las iba a fabricar, Nanotech Energy, se retiró del acuerdo unilateralmente en julio. Así que Fisker tuvo que buscar una solución que estuviese a la altura y se decantó por las baterías en estado sólido de Ion Litio desarrolladas por LG Chem, un proveedor de Corea del Sur.
El secreto de estas baterías en estado sólido recientemente patentadas reside en que llevan unos electrodos sólidos tridimensionales con hasta 25 veces más superficie que los de otras baterías del mismo tipo. El desarrollo de esta tecnología está todavía en su fase temprana, pero, tal como indica la patente, tienen una ventaja que facilitaría su llegada a los coches de calle: su coste de producción puede llegar a ser un tercio de lo que cuestan las baterías actualmente.
¿Serán una realidad las baterías en estado sólido de Fisker?
El recorrido que ha tenido la compañía Fisker desde su lanzamiento ha estado plagado de baches. Algo comprensible teniendo en cuenta lo arriesgado de adoptar tecnologías en pleno desarrollo. Sin embargo, esta marca es ahora propiedad de la acaudalada multinacional china Wanxiang. Lo que supone un respaldo logístico y sobre todo económico que puede dar mucha más confianza en los atrevidos movimientos de la compañía de origen estadounidense.
