Prueba Hyundai i20 1.4 CRDI 90 CV, motor, conducción y consumos (con vídeo)

El Hyundai i20 es el protagonista de nuestra prueba de la semana, y uno de los integrantes más importante en el seno de la firma coreana. Ayer analizamos su diseño y su magnífica habitabilidad, pero hoy toca conocer su comportamiento, su motor diésel y qué consumos es capaz de arrojar.

Nuestro coche de pruebas alojaba bajo el capó el motor 1.4 CRDI de 90 caballos, un bloque diésel que llega para cerrar la gama por la parte de arriba en cuanto a potencia. Es también uno de los más ahorradores y junto al carácter rutero del i20 puede convertirse en una de las opciones más interesantes para el que no busque únicamente un coche de ciudad.

Equilibrado

Arrancar el motor diésel en este Hyundai i20 es una grata sorpresa. Si bien por debajo hay un motor turbodiésel tricilíndrido a priori menos refinado, creo que el trabajo realizado sobre este bloque de 4 cilindros es muy acertado en términos generales, pero también teniendo en cuenta que milita en un segmento donde este apartado no suele brillar.

Es un motor bastante aislado del habitáculo, con pocas vibraciones y un sonido que no se deja notar demasiado a menos que subamos mucho de vueltas. En este caso las diferencias de refinamiento entre los motores diésel y gasolina se han reducido, aunque no olvidemos que, tras nuestra prueba del i10, quedó claro que los motores de gasolina también han sufrido este desarrollo de forma positiva.

El 1.4 CRDI es un motor algo perezoso por debajo de 1.500 vueltas, algo habitual en este tipo de propulsores. A partir de ahí se puede utilizar con garantías, si bien el empuje comienza llegando a las 2.000. No es un motor que merezca demasiado la pena estirar, con unas más que suficientes 3.500 vueltas donde el empuje empieza a mermar.

Se asocia este motor a una caja manual de 6 relaciones con un tacto del cambio muy agradable. Es algo durito pero sin caer en excesos. El guiado es sencillo y preciso, mientras que los desarrollos me han parecido acertados. Cuenta con una sexta marcha bastante larga para realizar cruceros a bajas vueltas que puede resultar excesiva en subidas con carga. Su mayor pega, al menos para mi gusto, es que la palanca queda algo retrasada si somos de baja estatura y adelantamos el asiento.

El Hyundai i20 con este motor homologa un consumo mixto de 4,1 l/100 km, una cifra que no hemos logrado pero que no se aleja en exceso de los 4,5 l/100 km que hemos conseguido en nuestra prueba tras cerca de 600 km. En ciudad no es complicado moverse en torno a los 6-6,5 l/100 km, a pesar de no contar con un sistema de parada y arranque automático del motor. En carretera los consumos caen más cerca de los 4 l/100 km.

Rutero

Estamos en un mercado en el que los utilitarios están empezando a ser coches para algo más que la ciudad. Es el caso del nuevo i20, que deja su lado urbano más escondido para sacar pecho en más situaciones. Es un coche bastante rutero y no se amedrenta a la hora de realizar escapadas ni tampoco viajes de mayor envergadura.

La configuración del coche tira hacia la comodidad, con un tarado de suspensiones bastante acertado que busca un máximo de confort sin llegar a perder la compostura en zonas reviradas. El balanceo se corrige de forma notable pero no es un coche que busque las sensaciones, de hecho es ágil pero sin pretensiones. Sin duda hay alternativas más enfocadas a este último aspecto.

No por ello es un coche poco efectivo, pues tiene un rodar muy fino y un aplomo sobresaliente. Se puede ir rápido con bastante seguridad y es noble de reacciones. En curva cerrada, si pisamos a fondo, el coche pierde tracción pero el control electrónico salva de forma bastante acertada la apertura de la trayectoria sin cortar de forma brusca el avance.

La dirección me ha parecido bastante bien puesta a punto, con un peso correcto y una agilidad a la altura de un coche de estas características. Peca de poca información de las ruedas transmitida al volante, como suele ocurrir en los coches de última generación. La asistencia de la dirección es bastante cómoda en ciudad, a la hora de realizar giros a baja velocidad o maniobrar, sin que por ello peque de excesivamente blanda a mayor velocidad.

En carretera o autovía el coche está bastante bien insonorizado, entrando al habitáculo algo de ruido de rodadura y algo de ruido aerodinámico, pero sin llegar a ser molesto. Es por ello que el i20 se atreve a salir de la ciudad y realizar mayores escapadas, con un consumo reducido, un confort alto y la posibilidad de desplazarse en grupo gracias a una gran habitabilidad interior.

Cuenta, según versiones, con un sistema de detección de cambio involuntario de carril. La realidad es que el sistema no acaba de convencer pues es demasiado impertinente. No deja apenas margen en el carril, casi hay que circular en modo Scalextric, y se confunde con facilidad cuando las líneas no están bien pintadas.

En ciudad es un coche bastante ágil que nos planteará el problema de que parece más grande de lo que es. No serán una ni dos veces las que pensemos que no cabemos en un hueco pero luego hasta sobrará espacio. Para solucionarlo podemos equipar el coche con un equipo de sensores de aparcamiento con un funcionamiento muy intuitivo. Circular con él es fácil pues la visibilidad es buena y no hay apenas puntos ciegos. Además, la suspensión aquí filtra bien las irregularidades, sin ser seca por ejemplo en badenes.

El Hyundai i20 es un coche muy polivalente a pesar de su tamaño que consigue un comportamiento noble y equilibrado a la vez que un consumo ajustado con este motor diésel de 90 caballos. Puedes encontrar más información sobre el Hyundai i20 1.4 CRDI 90 CV Style en la parte de diseño exterior e interior y en el análisis de precio y equipamiento.