En los últimos años parece que el diésel se ha convertido en el enemigo público número uno. Mientras que antes los gobiernos facilitaban su compra por una supuesta ecología, hoy nos cuentan todo lo contrario. La contaminación, las presiones medioambientales y las restricciones al tráfico en grandes ciudades y un cambio de mentalidad de la sociedad están consiguiendo que la cuota de vehículos diésel esté bajando.
En el Encuentro Anual con la Prensa de Toyota, la marca japonesa nos contó sus resultados comerciales y múltiples datos de este 2017. Aparte de tablas y registros, desde la Dirección de Toyota España nos contaban que el peso del diésel en su marca era mínimo, llevándose un porcentaje de ventas muy bajo. Y es que Toyota ya se percibe desde el exterior como una marca de coches experta en híbridos. Parece que esta ha sido la razón por la que han decidido olvidarse de los coches diésel y finalizar su comercialización en 2020.
Desde que debutara la primera generación del Toyota Prius, allá por 1997 y solo para el mercado japonés, ya se han vendido más de 11 millones de vehículos híbridos por parte de Toyota en todo el planeta. Lo mejor de todo es que, viendo el crecimiento de los últimos años, en 2020 prevén haber llegado a la barrera de los 15 millones. Los híbridos de Toyota y Lexus llegaban a España en el 2000, con una penetración bajísima. Ahora, estos modelos ya superan las 142.000 unidades vendidas.
Agustín Martín, CEO de Toyota España
Años atrás Toyota España se había propuesto que para 2020 el 60 % de sus ventas tenían que ser vehículos híbridos. Parece ser que calcularon mal y que los planes salieron mucho mejor de lo esperado, pues el 60 % de los coches comercializados por esta compañía en la actualidad ya son híbridos. Para que os hagáis una idea, el 70 % de los Auris y el 89 % de los RAV 4 comercializados actualmente son híbridos.
En un mundo en el que tanto se habla de vehículos eléctricos, ¿está quedando Toyota algo descolgada? Toyota fue la primera marca en apostar por un cambio total en la movilidad y su eficiencia; y es que, recordamos, lanzó su primer modelo electrificado hace 20 años. Parece que, desde aquel entonces, solo han pulido detalles de aquel primer Prius y lo han llevado a otros modelos como el Auris, el Yaris y el RAV 4.
La marca japonesa piensa que, al menos en un futuro a corto-medio plazo, la sociedad y las estructuras no estarán preparadas para acoger a los vehículos eléctricos. Según ellos, basándose en estudios externos, el motor de combustión tendrá una elevada presencia en los vehículos hasta el año 2030, donde despegarán las ventas de los modelos totalmente eléctricos y, en principio, de coches con pila de hidrógeno; desapareciendo por el motor de combustión allá por 2050 aproximadamente.
Toyota no cree que el coche eléctrico será algo generalizado a corto plazo, y eso que es la marca con más patentes eléctricas del mundo. Creen que el futuro a corto y medio plazo hará despuntar aún más las ventas de sus coches híbridos y que, cuando llegue el momento adecuado, podrán lanzarse con los eléctricos y/o con los de pila de combustible.
Por cierto, la marca nipona tampoco cree en las baterías de ion-litio para los coches 100 % eléctricos, si no en las baterías de estado sólido, pues estas ofrecen un 50 % más de autonomía, un 50 % menos de tiempo de carga y ser entre un 30 y un 40 % más ligeras y compactas. Eso sí, todavía no están totalmente desarrolladas y tardarán un tiempo (aún desconocido) en poder ofrecerse en cualquier coche.
Y volviendo al plano general, como sabéis, el principal problema para los vehículos de propulsión alternativa son las infraestructuras que encontramos a día de hoy. Existen vehículos eléctricos, híbridos, híbridos enchufables, de GLP y de GNC. Por desgracia la pila de hidrógeno es inviable en la actualidad. Los más prácticos, los que menos alteran la rutina de cualquier conductor, son los híbridos convencionales y los de GLP; aunque en los últimos tenemos que localizar gasolineras donde poder repostarlo.
Los eléctricos modifican nuestro hábito y tenemos que poder cargarlo con facilidad en algún (o algunos) sitio. No todo el mundo puede aparcar el coche dentro de casa o en una plaza de garaje, ni tampoco tirar un cable por la ventana para enchufar nuestro coche… Todavía es algo complicado para buena parte de la sociedad, por no hablar del miedo a la baja autonomía.