Rolls-Royce lleva más de 100 años produciendo algunos de los coches más ilustres del mundo. Los de Goodwood se han labrado una merecida fama de calidad y lujo. Su artesanía se centra principalmente en berlinas de gran tamaño con pocos indicios deportivos. El Rolls-Royce Wraith es el modelo más prestacional de la casa, y por lo tanto el más deportivo de todos los que se ofrecen.
La denominación Wraith fue una de las primeras en emplearse en la casa, más concretamente en los años 1938 y 1939. Por supuesto esas primeras unidades se caracterizaban por su línea coupé, filosofía que mantiene la edición actual. En 2003 Rolls-Royce pasó a formar parte del Grupo BMW. Desde entonces la marca inglesa vive una segunda juventud gracias al lanzamiento de nuevos y variados modelos que se extienden más allá del afamado Rolls-Royce Phantom.
El relanzamiento comercial del Rolls-Royce Wraith se hace patente en el año 2013. Desde entonces es considerado como el modelo más deportivo y prestacional de la casa, aunque solo sea por los valores de rendimiento que aporta. Desde entonces el coupé deportivo apenas ha sufrido variaciones, convirtiéndose en estos años en uno de los productos más comercializados de la firma. Su denominación comercial proviene de una palabra escocesa que significa «imagen de un fantasma o espíritu».
Características técnicas del Rolls-Royce Wraith
Las condiciones particulares de cada modelo de Rolls-Royce provoca que los desarrollos sean muy específicos. En este caso en particular, el Wraith se apoya sobre la misma plataforma empleada en el Rolls-Royce Ghost. Se trata de una arquitectura profundamente cambiada con respecto a la empleada en el BMW Serie 7 de quinta generación (2008-20016).
Según los ingenieros ingleses, tan solo conserva un 20% de la plataforma alemana. Unos cambios profundos necesarios para adaptarse a las dimensiones y características del modelo inglés. El tamaño del Wraith no es nada discreto, pudiendo ubicarlo dentro del segmento F. 5,27 metros de largo, 1,95 metros de ancho y 1,51 metros de largo, para una batalla que alcanza los 3,11 metros.